La vida me ha enseñado que nada se puede aprender
La angustia me ha inculcado placer y resignación
La risa me ha enseñado a tener los dientes limpios
La cerrazón me ha mostrado la claridad transparente
La integridad me ha ocultado la biblioteca milenaria
La pereza me ha enseñado a remover cimientos
La verborragia me ha enseñado a callarme la boca
La infancia me ha aconsejado no creer
La oferta y la demanda me superan, me arrastran
La muerte me ha enseñado muchas veces y deliberadamente
a esperarla… con los brazos
bien cerrados.
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