lunes, mayo 08, 2017

TERESA KORONDI: "TRANSITANDO LOS MEDIOS Y LOS BORDES DE LA POESÍA"

ENTREVISTA 5 – 26/03/2017





TERESA KORONDI: "TRANSITANDO LOS MEDIOS Y LOS BORDES DE LA POESÍA".
POETAS WHATSAPPEADOS. Ciclo de entrevistas de Poetas del Interior (PdI)

Caracterizada como poeta de culto, abierta a diferentes formas expresivas. Bella, exquisita, mujer de armas tomar. Teresa es una fémina para redescubrir permanentemente. No quedarse con la primera impresión. Ella no se quedará. Estudia el agua antes de largarse a la piscina. Redescubre todo el tiempo al/ los interlocutores y cuando ve seguridad... se zambulle. Y es un placer.

POETAS DEL INTERIOR: Una grata sorpresa para mí fue, primero descubrir y luego conocer en persona a Teresa Korondi. Si bien se ha movido por años en los círculos artísticos de Montevideo, para nuestro interior lejano de la capital su nombre no había llegado con fuerza. ¿Quién es Teresa Korondi?

TERESA KORONDI: Y bueno,yo... siempre me defino como poeta, pero poeta de la vida, en realidad. yo trato de alguna manera llevar la vida en poesía. Poesía remontándome a los orígenes ¿no? Etimológicamente hablando... a poiesis. Yo defiendo la creatividad de la gente. Defiendo la creatividad en cualquier ámbito. Entonces, cuando en el camino de la vida me encuentro con personas que de repente se achican y me dicen “yo no soy creativo” por ejemplo, yo digo... cómo no, todos somos creativos, porque todos resolvemos problemas día a día. Entonces ahí está la posibilidad de producir, de hacer cosas, de idear, de crear y bueno por eso parto desde ese lugar. Yo me defino desde ahí. Con lo que tiene ser poeta de la vida ¿no?, que no es todo maravilloso. Es un duro camino, un duro camino de equilibrio, hay que estar siempre transitando por la línea del medio pero uno se va para lo lados y se cae, tropieza y un montón de cosas y va aprendiendo.

PdI: Escuchándote hablar me fui acordando que a mí, particularmente, me cuesta mucho decir públicamente, soy poeta. Tengo la sensación de que a vos no te cuesta tanto y que lo llevas como estandarte. Con orgullo.

T.K: Totalmente. Pero mirá que no es tan viejo esto de que yo lo empecé a decir. Me costó porque para mí también la vida ha sido un camino, yo recurro mucho a la vida porque es lo que estoy haciendo en este momento, es lo principal, si no estuviera viva no pasaría nada de esto. Entonces, en todo el camino que yo he recorrido a lo largo de la vida, quizás en algunos momentos tuve que enfrentarme a cierta fragmentación. Como que yo trabajaba en determinada cosa, escribía por otro lado, era madre, hacia otra cosa, era amiga, y en un momento como que hice un clic y empecé a integrar absolutamente todo. O sea, fue como un camino de autoconocimiento y empezar a decir “yo soy la misma persona”... que escribo, que recito, que hago música, que soy mamá, que soy mujer, que soy un montón de cosas, que soy una rompepelotas, o sea, también puedo tener días malos pero sí, soy poeta. Yo me acuerdo que lo dije además, porque yo hacía... fue un proceso, una parte de un trabajo largo de donde yo estaba haciendo sesiones de armonización y danza. La armonización como un recorrido también de expresión, de expresión del cuerpo, de movimiento y de tratar de encontrarse un conector con el universo y con los otros. Parece muy mítico pero en realidad no es. Es una cosa de tomar conciencia, tomar presencia. Entonces me acuerdo que en esa clase, un fin de año, nos juntamos todos en el piso a charlar, nos hicieron presentar, no conocíamos todos pero no hablábamos mucho... bailábamos y nos tocábamos los pies y tocábamos el tambor, hacíamos caras como alienígenas y yo poniéndome a llorar dije, “yo soy Teresa y soy poeta” y a partir de ahí dije, “Ahh, esto es lo que soy” y bueno hace tiempo ya pero desde ese momento lo sentí.

PdI: Todos sabemos que es difícil ser poeta en Uruguay. ¿Cómo sobrellevás vos esa mística de ser poeta en este país y cómo es ser poeta en Montevideo, por separado lo pregunto.

T.K: Arranco por ser poeta en Montevideo que es como mi zona geográfica. Yo primero fui poeta en mí misma. Digamos que cuando me expuse, empecé a exponer lo que yo hacía, si bien fue en Montevideo, no fue estrictamente vinculado con la poesía, fue vinculado a las artes plásticas. Alguien leyó algo que yo escribía y, gracias a las redes sociales, las cosas se divulgan muy rápidamente y me invitó a participar a una muestra. O sea, yo no entré en el ámbito de la exposición poética a través de la poesía. Sin embargo ya había entrado en Buenos Aires, o sea que yo empecé a ser poeta afuera del país. Cuando entré... esta es una discusión que yo tengo con muchos amigos que también escriben o que son o no poetas o se consideran o no poetas o están en otras artes también haciendo otras cosas y siempre está esa conversación sobre la endogamia, sobre cómo en el ámbito de la poesía por ejemplo, o en las artes en general, pero yendo estrictamente a la poesía, son los poetas que van a ver a los poetas que van a ver a otros poetas y se retroalimentan y se invitan, entonces es difícil integrarse a eso. La discusión es que yo en un punto, no quise pertenecer a eso. Me dije, “no, yo no pertenezco a esto, yo me corto sola, yo voy a mostrar, voy a mostrar”. O sea, empecé a mostrar pero en realidad me di cuenta que también necesitaba al otro, necesitaba de la endogamia también y empecé a acercar la patita, porque las cosas no vienen solas. Empezás como a adaptar el cuero, a correrte, a mostrar más las cosas, a tratar de ser mejor, a hacer tus propios proyectos y que resonaran porque los proyectos iban resonando porque a medida que vas creciendo... no siempre sos bueno, a medida que vas creciendo te vas perfeccionando, te ve uno, te ve otro, te escuchan y ahí empieza la cosa. Entonces ahí fue cuando entré en Montevideo. Uruguay para mí también es un misterio, salir de Montevideo. Quizás con las redes a mí me ha resultado muchísimo más fácil salir hacia afuera, sobre todo a Argentina, no solamente Buenos Aires... porque generé un montón de contactos y porque empecé a apreciar, a aceptar a otras personas y poder compartir, porque de eso se trata, y con el interior y con el resto del país, me está pasando eso. En la medida de la apertura de uno, de que uno acepta, se integra... porque está en uno también integrarse, en buscar, buscar la oportunidad y acercar nuevas voces. Yo creo que lo que falta es eso, yo me incorporé de esa manera y me parece que lo que falta es como acercar frescura en todos los ámbitos y en la poesía falta y es responsabilidad de todos los que estamos haciendo algo con esto.

PdI: Haceme una breve reseña de lo que ha sido tu carrera, por así decirlo, sea en poesía o en el ámbito artístico en el que te hayas movido hasta hoy, que sé que son varios y llegando al libro que estás presentando ahora “La Enunciación”.

T.K: Bueno, mi recorrido empezó realmente en la música, como front woman (risas) de bandas, de bandas de rock. Además integraba, allá por los noventas, grupos bastante under, que se movían en el circuito más... (piensa), sí under de Montevideo y que tocaban con bandas interesantes... acompañaba, ¿no? Mi proyecto o el proyecto que yo integraba, nos subíamos al mismo escenario que otros, no sé, que marcaron cierta historia como Loop Lascano con la famosa canción Gris, y nosotros compartimos escenario... o con Bufón y hasta, si en algún momento escuchaste hablar de la banda Sórdromo, bueno yo fui vocalista por un mes de Sórdromo porque Sórdromo tenía una mujer vocalista. Mi primer proyecto se llamaba Dalila se Puso Loca y fue ese un proyecto de rock más tirando a grunge, alternativo. Todos estos proyectos eran en el marco de otras actividades que yo hacía, no era lo rentable, no era lo que me daba de comer. Entonces bueno, también nos pasaba a todos lo mismo y así se hacía más difícil que fueran relaciones a largo plazo. En las bandas siempre más de dos personas... más de una persona ya es pelea ¿no? Hasta uno mismo se pelea con uno mismo así que imaginate. Entonces seguí con un proyecto de pop, un proyecto de folclore urbano, Planeda, que fue hermosísimo porque era contrabajo guitarra y voz y llegamos a tocar en El Galpón para setecientas y pico de personas en el marco de la movida joven. Después seguí involucrada con la música pero como estaba escribiendo mucho también empecé a darle más pelota a esa parte más poética entonces sumé a uno de los guitarristas, con el cual había tenido los proyectos anteriores y creamos este dúo que se llama Bo Deville y en ese proyecto lo que hicimos fue estructurar la poesía desde un formato canción, no tan canción, es una poesía mixturada porque tampoco es poesía cancionada. Tiene un marco de recitado muy fuerte y también eso como un proyecto de poder accesibilizar la poesía, hacerla traspasar algunas fronteras y que no quedara solo en el ámbito de los lectores de poesía o de lo literario. Ahí empecé a acompañar a artistas plásticos que me llamaron porque veían lo que estaba haciendo. Acompañé una muestra de un plástico de Mercedes, Gastón Izaguirre. La muestra “Húmedas Mujeres” allá por 2010. Después, como estudiaba fotografía, hice un poemario acompañado por fotografías mías llamado “Underword” (La Palabra Interior), también otro poemario “Inventario de Mujeres sin Registro” con una artista plástica de España, Argentina pero que estaba viviendo en España hacía muchos años. Recitando. Gracias a las redes, integrando un colectivo literario argentino, “Las Puntas del Clavo” que hicieron una antología poética, que nos presentamos en un montón de escenarios en la otra orilla y con el disco “Bo” que también fui a Argentina a presentarlo, o sea... y voy fluctuando, un paso por estos escenarios hasta ahora lo más reciente que fue la presentación de La Enunciación, de la mano de Yaugurú, lo más reciente.

PdI: “La Enunciación” es un libro muy especial. Iba a decir poemario paro no me animo. Definímelo vos y decime qué es “La Enunciación”.

T.K: Mirá yo lo definí, cuando me preguntaron, como una “narrativa prosaica” le llamé yo, porque quise hacer una mixtura entre lo que es la prosa poética pero tiene alguna cuestión medio entre relato poético, es muy border... pero yo me quedé con lo que me dijo el Cristo (Miguel Olivera) que cuando él me lo describió, lo desmenuzó, en realidad porque no lo describió, cuando lo leyó y me dijo tanto detalle de su experiencia con “La Enunciación”, trató de definirlo y me dijo “¿Qué es esto? ¿Qué género literario es? ¿Es poesía, es narrativa? ¿Es prosa poética?” y dijo “¿Es transgénero?” y yo digo... sí, es transgénero. Es una experiencia poética, en realidad. Un ensayo, digamos.

PdI: No podemos nunca decir, no es poesía. La poesía está incluida. Después que lo definan como quieran, pero tiene poesía. Su alma es poética. Su espíritu estructural es poético. Y juega con aquello de romper con las clasificaciones que nunca son sanas tampoco.

T.K: Exacto. Yo a lo largo de todo lo que he hecho en cualquier forma de expresión ha sido como romper un poco esas barreras. Tratar de transitar más por los bordes y pasarme de un lado para el otro porque también esa es una forma, primero, de aprender más, de integrar a otros que vienen de otro palo de repente y que no se animan a acercarse a esto porque dicen: “ah, la poesía... no sé”, tienen la idea de la poesía que te hacían leer en la escuela, vienen con esa cabeza. No porque fuera mala, porque tenemos unos autores interesantísimos pero el problema es la forma en que nos enseñaron, sobre todo las generaciones más grandes. No sé que está pasando ahora a nivel de poesía en las escuelas.

PdI: Tu actividad dentro del arte no se limita a la poesía y a la música. Acabo de ver tu presentación acá, en el Alti/yo del Loko, en Mercedes e interactuás mucho con otras formas expresivas contemporáneas, te gusta mezclarlas, un poco de performance con interpretación corporal, voz cuerpo y poesía, música. Cantás también. Pasa un poco por lo que sucede en lugares como Montevideo y que pasan menos por acá en el interior.

T.K: Sí, justamente esa es una de las cosas que me olvidé de decirte antes. Yo desde hace más o menos tres años arranqué una serie de seminarios con una docente que se llama Isabel de la Fuente, que es montevideana pero está viviendo en Buenos Aires, es actriz y ella desarrolló estos seminarios que se llaman Cuerpo de Letra y yo un poco los empecé a hacer con el afán de aprender otras formas también de decir la poesía. Que no fuera solamente desde el recitado si no que fuera comprometer el cuerpo y también transitar la escritura desde el cuerpo y viceversa. Porque a partir del movimiento también surge la palabra. Entonces creamos una especie de movimiento, de grupo que tiene el mismo nombre, se llama Cuerpo de Letra. Estamos ensayando porque vamos a preparar una actividad que se va a presentar este año y justamente, yo creo que lo que estoy tratando de hacer es una poesía más escénica que comprometa más sentidos, que comprometa todos los sentidos o lo que más se pueda a nivel de sensibilidad porque también es una forma de retener la atención. Yo creo que es super importante. La poesía es clave, la escena es clave porque si no se pierde mucho de lo que se está diciendo también. Hay montón de lectores y escritores que solamente desde la palabra pueden mantener la atención y yo respeto absolutamente todas las formas, pero desde mi lugar yo entendí que necesitaba hacer un combo. Yo quería presentar a la poesía como un todo. No es... la poesía es lo que escribo y lo que hago con el cuerpo es expresión corporal y lo que hago con la voz es canto... ¡No! La vida es poesía y para mí es eso. Aprendamos a vivir en poesía.

PdI: Igualmente para eso se requiere cierta preparación, una disposición que yo no creo que tenga. Te tiene que gustar, tener una preparación desde la actuación, desde el dominio del público, desde la capacidad y eso también se trabaja y se aprende.

T.K: Sí, lo que pasa que en mí, el hecho de ya haber transitado por la música y haberme subido a algunos cuantos escenarios. Las primeras veces habré subido a tocar, que tocaba para veinte o treinta personas, habré tocado para cinco también alguna vez, pero el haber llegado también a tocar en El Galpón para setecientas personas o haber tocado en la Zitarrosa, como el año pasado, abriendo el show para Alejandra Wolf, la ex vocalista de La Tabaré, aparte nos integramos también en eso, nos invitó a tocar su banda, para el lanzamiento de su disco y abrimos con el proyecto este, o sea, fijate qué loco, que un proyecto de poesía y canción abría ¡un show de rock! Lo que te cuento tiene que ver justamente con que ya hay como una escena que sigo explotando, como que ya perdí el miedo. Nervioso te ponés siempre, no importa porque todos los públicos son distintos y vos tenés que manejarte frente a uno que te bosteza, uno que mira el teléfono y vos no podés perder eso. Yo también trabajé en publicidad muchos años y tuve que hacer presentaciones para públicos de los más diversos, clientes de lo más rompepelotas que te estaban mirando así, con la vara crítica todo el tiempo y vos tenías que estar ahí manejando el cuerpo, manejando la emoción y seguir adelante con lo que fuera. Pero requiere, sí. Requiere que también... hay gente que no es lo suyo, que no te sale... yo no sé pintar, no puedo pintar ni una pared, por ejemplo.

PdI: Desde cuándo está la poesía en vos.

T.K: Vos sabés que lo primero que escribí yo, yo tenía unos diez u once años, ta, antes no me acuerdo (risas) pero seguramente no escribía, leía mucha poesía también, o sea tenía acceso a libros en realidad, pero desde el momento que yo empecé a escribir fue como a los diez u once años que no sé por qué me dio por hacer hasta una investigación y me vino como una cosa medio espiritual y estuve escribiendo sobre el Arca de Noé, no tengo ni la más puta idea de por qué, porque además yo ni siquiera soy bautizada, soy agnóstica, o sea, para mí era rarísimo todo pero me dio por escribir a esa edad por ese lado. Después me di cuenta que me atraía mucho ese costado más poético de los autores. A la poesía yo la asocio bastante con lo oscuro, entonces me encontré con Césare Pavese, los decadentes, yo que sé, Verlaine, Rimbaud, Baudelaire. Entonces entré así como lectora y después, nada, se fue dando porque yo venía escribiendo y ta, me salía naturalmente.

PdI: ¿Predomina alguna de las artistas que tenés dentro o son siempre una combinación de cada una?

T.K: Me siento más poeta. Poeta, poeta. Sí, sí, yo soy poeta. Yo soy poeta, todo lo demás es como un condimento o una forma de sublimar la poesía.

PdI: ¿Sobre qué nunca escribirías o para quién nunca escribirías?

T.K: No, mirá... yo escribo, en realidad. Yo escribo, o sea, yo soy una convencida de que una vez que eso queda escrito en algún lado eso ya no te pertenece, eso ya es del otro, entonces desde el momento que vos decidís escribir, salvo que tengas como una máquina de escribir en la cabecita y eso no salga nunca para afuera, pero desde el momento que eso queda en algo... te lo dictaste en el teléfono, lo pasaste a un papel o lo que sea, eso ya no te pertenece y es de alguien. Yo escribo para todo el mundo. Después está en cada uno si lo lee o no. No me condiciona el lector, digamos. Sí, si bien yo tengo una fuerte convicción de que todo el arte es político y tiene un fuerte contenido político y yo tengo un fuerte contenido político, yo no soy una poeta explícita de la política.

NOTA: J.D.S. para Poetas del Interior.
Mercedes 26/03/2017