sábado, mayo 19, 2018

ANDREA LÓPEZ: "LA POESÍA COMO OTRO ELEMENTO MÁS DE LUCHA (la sisa que nos tira allá en la indiferencia).”

ENTREVISTA 11 – Del 31/01 al 12/04/2018
ANDREA LÓPEZ: "LA POESÍA COMO OTRO ELEMENTO MÁS DE LUCHA (la sisa que nos tira allá en la indiferencia).”
POETAS WHATSAPPEADOS. Ciclo de entrevistas de Poetas del Interior (PdI)
Generando DESDE el interior...

Conocí a Andrea López en el 4to. Encuentro poético “Fray Bentos, Capital de la Poesía” cuando llegó hasta estas tierras con un grupo de poetas argentinos, algunos ya amigos personales y del encuentro, y otros noveles. Inmediatamente me sedujo de Andrea su don de buena gente, su amabilidad y cordialidad más allá de coincidencias y afinidades intelectuales y/o artísticas pero cuando escuché sus primeros poemas a viva voz, no pude dejar de admirar su manera de decir, su personal manera de agredir poéticamente mis oídos. Una poesía estrepitosa y colérica salió de su boca y supe enseguida que no estaba frente a una poeta más. Les aconsejo leerla y como primer paso pueden hacerlo por medio de esta entrevista whatsappeada que desnuda mucho de la artista que hay en ella y nos deja ver quién es y por qué escribe. Disfrútenla.


PdI: Para empezar, Andrea, te pido que te presentes. La pregunta es, ¿Quién es Andrea López?

ANDREA LÓPEZ: Para responder a esa pregunta primero habría que hablar con los que me odien, con los que me tengan rencor, con los que haya lastimado o algo. Ahí sería una verdadera respuesta. Pero igual digan lo que digan voy a negar todo. Así que podríamos hacer una Andrea López por Andrea López y creo que podría decir que soy una persona que sufre las injusticias de una forma visceral. Las ajenas, las propias, las ancestrales. Me producen una reacción muy inmediata pero sostenida. Y que me enamoro y me desenamoro de mí misma todo el tiempo. Me cruzan las causas sociales, el amor, la buena voluntad, la buena gente, los códigos, los valores, esas pequeñas cosas que aprendimos en el barrio, soy de barrio y vengo de una familia que se ha cruzado con estas pequeñas cosas con las que armó la vida, con los seres queridos, los laderos. Pensaría que esa parte es la que más me habita. Lo demás no sé si podría decirlo yo. Pero me veo así y de un carácter un poco jodido.
Todo esto visto después de cuarenta y cuatro años de ser hija, de ser madre, de ser compañera, de ser ciudadana, de ser amiga, de ser trabajador y así como va cambiando con los años también espero que vaya cambiando en los próximos.


PdI: ¿Andrea López llegó a la poesía o la poesía llegó a Andrea López, y cómo fue ese momento?

A.L: Emm... pienso más bien que la poesía y yo nos encontramos. Así como quien dobla la esquina sin buscar nada. No me acuerdo bien de qué forma empecé a escribir, era muy chica, tendría quince, dieciséis años. Lo que sí estoy segura es que lo que me llevó a la poesía fue la música y que empecé a escribir poesía incentivada por la música. En los 80's se empezaba a escuchar la música nacional... veníamos de la dictadura y empezaba a aparecer la producción nacional porque hasta ese entonces sólo se podía escuchar la música extranjera y algún Charly y algún Serú que andaba evitando que los descubran con su inteligencia y su grandeza. Emmm, así que empecé a escribir después de escuchar música, después de escuchar canciones. Quizás lo más cercano era creer que escribía canciones y con los años me vinculé mucho con la narrativa. Leía mucha biografía y mucha novela, más que nada biografía. Intenté en algún momento la prosa, cosa que no me resultó para nada, no sé cómo hacen, es muy largo. Así que la poesía se quedó acá o yo la encerré. No tenemos muy definido este encuentro y este convivir. A veces se va porque se mezcló con la pintura. Hubo tiempos donde estuvo muy relegada en mi vida la poesía porque le ponía mucho énfasis a la pintura y ahora hace unos cuantos años volvió como para quedarse y así convivimos. Una relación que parece que va a durar toda la vida.


PdI: Si bien esta es una entrevista donde destaca básicamente la poesía, siempre es bueno ver al ser humano que está atrás y en tu caso la Andrea comprometida está muy unida a su poesía. ¿Cómo llega en tu vida este compromiso social tan fuerte y cómo te afectan la injusticia y el dolor del otro? ¿De dónde viene y hacia dónde te lleva eso?

A.L: ¡Qué buena pregunta, que yo nunca me hice! Así que voy a tratar de desarrollarla con vos. Me empiezo a involucrar de chica en pequeñas cuotas. Todo arranca pos-dictadura. Encontrarme en la primaria, ehhh... con algunas compañeras, compañeritas que venían del exilio con sus padres. Volvían del exilio. También visitas con mis padres a centros clandestinos que recién estaban ahí abriéndose de a poquito, como la Quinta Seré. Empiezo a sentir de esa forma un dolor ajeno que me golpea muy fuerte y me da ganas de querer saber más, de emocionarme y sensibilizarme con esa lucha y más que nada con el dolor de la injusticia. Con los años, más bien con el gobierno kirchnerista, empiezo a involucrarme en política y empezar a ver otros casos de injusticia como es la desigualdad económica, como es el abandono del Estado, como ha sido el encubrimiento de los delitos de lesa humanidad y empezar a entender cómo todo es un mecanismo mucho más grande y es una negociación que nos excede hasta el día de hoy y después sí, más que nada con la poesía, cómo llega la poesía a este lugar social. Cómo llega mí poesía a este lugar social. Llega con una necesidad de hacer activo este sentimiento y esta visión y comunicarlo siempre que pueda ya sea leyendo públicamente o ahora con el libro. Hacer llegar una visión propia, mínima tal vez, de casos que nos aquejan a todos, de un caso general de la sociedad que son los Derechos Humanos, por donde lo mires y de esta forma si alguien lo lee, si alguien lo escucha con suerte se lo apropie, coincida, se sume, revea, lo sienta. Tengo que reconocer que un gran vuelco en mi poesía tuvo que ver con Miguel Olivera por su forma, por su potencia. Encontrarme con él y con su poesía, de alguna manera le dio un vuelco a la mía, o quise darle un vuelco a la mía para darle mucho más énfasis a lo que voy diciendo. Me alejó un poco de los poemas de amor que me parece que hay muchos y que a mí no me salen tan bien como a otros poetas. Acá encuentro que me resulta mucho más visceral el sentimiento para poder trasmitirlo y creo que si bien no pienso en un futuro, de decir “esto va a quedar en la historia o Andrea López, o la palabra de Andrea López va a quedar en la historia”, lo encuentro como una relación con el lector o el oyente mucho más inmediata. De hablar de lo que nos pasa hoy. De encontrarnos y reconocernos en esta sociedad que nos... que se castiga a sí misma porque esto sucede en una sociedad donde hay tantas visiones diferentes y el pueblo no se reconoce en sí mismo como una unidad... entonces mi interés, por lo cual lo llevo a la poesía, es esta interacción actual. Hablar de lo que nos pasa, visibilizar lo que nos pasa. Confrontar con quien no esté de acuerdo y de alguna manera sacudir con eso los pensamiento míos y de otros más allá de que lleguemos a una misma visión o no, por lo menos mover las aguas me parece que es un compromiso de todos los que ponemos la palabra en manos de otros o la largamos al viento y también, por qué no, una catarsis desde mi lugar, con la herramienta que encuentro como escritora. Puedo ahí sublimar o poner sobre mi propio tapete lo que pienso y lo que veo y es un grito mío. En lo personal es una catarsis para mí y creo que lleva el plus de visibilizar situaciones tan importantes como los Derechos Humanos y la injusticia social que tiene años, añares, siglos, que probablemente... seguramente, va a continuar siendo así porque beneficia a los poderosos y es un flanco muy difícil de luchar pero creo en que utilicemos las armas que tenemos, la palabra es un arma, porque ataca el pensamiento. Quizás una de las armas más efectivas pero más lentas, ataca el pensamiento. Invita a la reflexión siempre que del otro lado haya predisposición. Así que se planta en la poesía como otro elemento más de lucha.


PdI: ¿Qué puede hacer la poesía en ese contexto socialmente adverso?

A.L: Mirá... ¿qué puede hacer la poesía frente a la injusticia, frente a la vejación de los derechos? Ehhh... todo puede hacer. La poesía es un megáfono, es una pancarta, es una pared escrita, es un libro, es una voz. La poesía tiene el poder de visibilizar, de comunicar, creo que obviamente no más que eso o tanto como eso. Visibilizar me parece una palabra muy acorde a esto que estamos diciendo. Es hacerle saber a otro y con el plus, ponele, del atractivo, de lo bello ¿no? La poesía puedo contar o hablar de algo bello o no pero la poesía es belleza y lo que puede hacer eso frente a... o sea, el poder que puede tener eso al lado de un escrito cualquiera es que llame la atención. Que entre al oído por otro lado, de otra forma que quizás otro no lo hubiese escuchado. La belleza puede ser un gancho, si hablamos de esto, la belleza de la poesía puede ser un ser un gancho para ser escuchada. En sí es un medio de comunicación.


PdI: Nombras a Miguel Olivera como una influencia reciente ¿Con que poesía creciste y te alimentaste hasta llegar hoy a Furiafauna?

A.L: Nobleza obliga, no me ha acompañado la poesía precisamente en mi crecimiento. Empiezo a escribir, como creo que te había contado antes, por la música y seguí así por muchos años, hasta hace algunos años atrás. La verdad que no soy una gran lectora de poesía, sin embargo sí creo que la música tiene poesía y supongo que me puse a escribir porque no soy música. Pero empecé a escribir y seguí escribiendo escuchando a Charly, a Sabina, ehhh... me parece que el rock nacional, que por lo menos es lo que a mí me gusta, (Spinetta), tiene mucha poesía adentro. Por eso será también que yo escribía con rima, muchísimos años escribí con rima y una día, bueno... un día lo leí a Gelman y ahí me di cuenta que había estado muy lejos de donde creía estar, y ahí me di cuenta la diferencia. Gelman me apasionó, me pareció de una sencillez y una claridad maravillosa y ese sería como mi... hay poetas que no me gustan, de los clásicos. Digo, ehhh, no sé, a mí Miguel me parece un gran exponente, siempre como que nos vamos a los clásicos y sin embargo yo leo mucho a los poetas amigos, a los contemporáneos, me nutro, me parece que tiene una actualidad que a mí me gusta más, está más empardado conmigo y aprendo y me renuevo más que con los clásicos pero si tuviera que nombrar a alguien que me apasionó es Gelman.


PdI: Vendenos “Furiafauna”

A.L: Furiafauna tiene muchas más particularidades de lo que se va a encontrar en letras. Nace de una pregunta que me hizo algún editor en algún momento cuando yo no pensaba sacar un libro, para mí era algo muy ajeno y me dice “¿dónde va a quedar todo lo que escribís?” Y esa pregunta me quedó resonando y entonces empiezo a pensar en Furiafauna y a recorrer caminos que supongo que recorremos muchos, de qué forma, con quién, cuándo... y termina siendo una idea autogestionada, es un libro cien por ciento autogestionado y lleva consigo el cariño de la gente que me rodea y de la gente que me ayudó a escribirlo... no a escribirlo... me ayudó a publicarlo. Es un libro que no hubiese sido real sin la corrección de Daniel Quintero, sin el prólogo de Coni Banús, sin... esa tapa... tiene una tapa que la peleamos, la peleamos mucho, que la buscamos mucho con Natalia Balza, la fotógrafa y con Milena Magnone, la modelo de tapa. Eeehhh, fue una tapa creada para el libro y Víctor Cabrera que se ocupó de la edición, del control con la imprenta, de encontrar los formatos y termina con la presentación del libro que Cabrera se puso al hombro y salió muy hermosa. Furiafauna es un poemario de protesta, de protesta social, de protesta a la vida que no queremos, de todas sus formas. Furiafauna protesta al desamor, protesta a los duelos, protesta a todos los dolores. Es un grito, es un grito de guerra, es un encuentro con las cosas que tenemos que cambiar o rever, siempre desde mi lugar, como dice una parte del prólogo sobre las poesías de este libro, cuando la incomodidad te tira de sisa y preferís arrancarte las mangas y seguir. Son como un paso para el mercado de valores de las cosas, los sesos, el tiempo, el otro, el corazón, una misma”. Esto dice Coni Banús del libro y yo lo encuentro como la explicación más hermosa, la descripción más hermosa de Furiafauna. Furiafauna es un grito y espera encontrarse en cada uno que quiera gritar, que quiera algo, que algo le esté doliendo, que algo le esté apretando en cualquier orden de la vida. Intenta ser un desahogo y una protesta. Así se gestó Furiafauna escrito en un año y hoy sigue gritando. Para mí es un placer seguir leyéndolo.


PdI: ¿Qué siente un poeta al terminar de escribir un poema? ¿Qué te hace feliz?

A.L: El poeta es feliz siendo poeta. Bueno... creo que puede tener grandes ráfagas de felicidad, de a ratos. Escribir un poema es tratar de decir algo en una forma que elegimos, la poesía y me parece que hay varias instancias con esas sensaciones. Primero de encontrarse uno con su poema, y sentir que dijo lo que quería decir y que se va a entender y que va a llevar un mensaje, una sensación, una vivencia... algo, algo va a decir ese poema y si uno cuando termina de escribirlo siente que lo logró es una instancia. Yo creo que frente a la hoja o computadora o celular, donde uno escriba, con un poema recién terminado nunca se llega a esa instancia de felicidad. Sí uno puede creer que estuvo más o menos bien logrado, donde uno dice... bueno, acá terminó el poema. De la misma forma hay tantos que quedan en la gatera sin terminar o para corregir o porque no convencen a uno mismo. Esta sensación se completa con la respuesta del otro, creo que es indefectible. No le creo al que dice yo escribo para mí. En el momento en que lo mostramos, en el momento que lo sacamos afuera de uno, ya no es para uno. Entonces me parece que esa sensación se completa con la respuesta del otro que puede ser un aplauso, un guiño, una crítica, una indiferencia, un silencio y es lo que termina diciéndonos si pudimos contar lo que queríamos contar. En mi experiencia me parece que claramente la sensación de felicidad llega a ese punto final donde encuentro que alguien se encontró ahí, que a alguien la gustó, que alguien se sintió identificado, que alguien pudo construir una imagen propia a partir de alguna palabra de algún verso y lo hizo propio. Lo bello de esto es la comunicación con el otro. Yo lo vivo de esa forma. Se termina de completar el círculo con la comunicación con el otro. Sea cual fuera, así sea que a nadie le gustó y nadie se lo apropió, de alguna manera. Ese es el momento de felicidad, si lo hay.


PdI: Yéndonos un poquito a lo personal, ¿Qué importancia tuvo tiene y tendrá tu familia en o que haces y en tu forma de ser? ¿O no se mezclan ambos mundos?

A.L: Difícilmente la familia no tenga nada que ver en lo que uno hace porque nos conformamos desde ahí. No sé, puedo pensar que desde un aporte inicial en mi casa se leía mucho. Mis viejos leían mucho, mucho. No poesía, en mi casa no había poesía. No recuerdo haber visto poesía. Sí mucha lectura de biografías especialmente, algunas novelas. Sí me acercaron libros desde chica, sí se respiraba lectura en casa. La poesía no sé cómo llegó, como hablábamos antes, pero no más que eso. No se escribía en mi casa, sí mi mamá y mi papá escribían muy bien, digo... redactaban muy bien y eso era lo que a mí me gustaba y me llamaba la atención. Desde las cartas de cumpleaños, las cartas que ha mandado mi viejo alguna vez cuando viajaba. Había una redacción bonita, había una redacción agradable y bien llevada, bien realizada. Creo que eso tiene que ver con acercarse uno a escribir. Dentro de la poesía que he escrito yo... sí, claro. Hay muchos poemas que parten desde estos vínculos, tanto de amor, odio, duelo, placeres. Creo que solo circula por ahí, no había poesía en mi casa y de hecho hoy tampoco la hay.
Aclaremos que cuando digo mi casa es situada en una infancia, ¿no? Después que me escuché me dije ¡Uyy! Después lo veré en terapia, (risas). En mi casa, hoy, claro que hay poesía. En la casa de mis padres, no... todo lo que te conté.


PdI: ¿Qué o quién está detrás, qué o quién está delante y qué o quién está arriba de Andrea López?

A.L: Bueno se me ocurren un montón de chistes para estas respuestas pero... (risas). Atrás de Andrea hay millones de intentos, muchas macanas y lo que ha quedado cuando se zarandea todo eso, son granitos de arena para hacer un castillo algún día. Por delante todo lo que todavía no hice. Por delante hay... lo que pueda. Habrá mucha poesía, habrá mucho amor, habrá amigos, familia, alcohol y festejos. Espero que haya eso. Arriba nadie, nadie. En todo caso está lleno de laderos pero arriba nadie y siempre hablo de personas porque las cosas las ponemos donde queremos.


PdI: Hablame un poquito de tus miedos, ¿cuáles son?

A.L: ¡Qué linda pregunta! Me gustó mucho la pregunta porque creo que nunca me puse a pensar seriamente en eso. En principio hay algo que no dudo y es que le tengo miedo a la muerte. Ese fantasma por el cual ya acepté que no hay respuesta y tampoco las religiones me han convencido de qué va a pasar después. Así que esa incertidumbre sí, me da miedo y van pasando los años y uno empieza a verlo de otra manera. Y otra cosa que me da miedo es la insensibilidad. Pensaba decir, la inhumanidad pero pienso que el ser humano es también esa parte cruel, es también esa parte insensible, es también esa parte manipuladora; entonces creo que el inhumano no corresponde, sí insensibilidad. A eso le tengo miedo porque crea desastres como los que vemos a diario. A quien no le importa el otro, quien es capaz de pasar por encima del otro, quien es insensible frente a los niños, frente a la gente indefensa, frente a los abuelos. A esa gente le tengo miedo porque es capaz de cualquier cosa y nos puede llegar desde el que está al lado hasta el que ni siquiera conocemos pero decide por nosotros. A esa gente le tengo miedo. Creo que esa es la gran amenaza que tenemos, la insensibilidad. Con lo que sea que a alguien lleve a ese estado, ¿no? Pude ser desesperación, puede ser ansias de poder, qué se yo, no se me ocurre que puede pasarle a alguien para perder de vista a otro, a otro ser. Creo que es eso, las cosas que me dan mucho miedo. Son las cosas frente a las que uno se siente indefenso.


PdI: ¿Sobre qué nunca escribirías?


A.L: No se me ocurre. Y ojalá nunca haya algo de lo que no pueda escribir. Ojalá siempre la poesía sea mi camino para poder abordar cualquier cosa. Para mí misma y para afuera. Ojalá siempre sea así y no haya algo de lo que no pueda escribir.

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