domingo, mayo 27, 2018

GABRIELA DATI: "CON UN ALMA QUE VIBRA".

ENTREVISTA 9 – 06/2017 a 11/2017
GABRIELA DATI: "CON UN ALMA QUE VIBRA".
POETAS WHATSAPPEADOS. Ciclo de entrevistas de Poetas del Interior (PdI)
(Siempre) Generando DESDE el interior...

Gabriela es una poeta con todas las letras. ¿Qué significa con todas las letras? Que Gabriela es poeta de alma y la poesía le nace naturalmente; que en otras circunstancias (toponímicas y/o temporales) estaríamos hablando de una poeta referencial. Quizás no importe mucho, como dice ella. Quizás la poesía hable por sí misma. Con ingrata suerte editorial, los que hemos tenido posibilidad de leerla sabemos que su palabra llega, pega y atraviesa. Disfruten.

POETAS DEL INTERIOR: Para romper el hielo y para los que no te conocen, ¿Quién es Gabriela Dati?

GABRIELA DATI: Pah, qué difícil, Javier. La pregunta más difícil que me han hecho, la verdad. ¿Quién es Gabriela Dati? Bueno... Una mujer, del interior del país, que tiene 56 años, que es madre de dos hijos, que además es hija, amiga, hermana, periodista, poeta (aunque no sé si no me queda grande ese título), que está enamorada de la vida. Que vive el día a día, que es curiosa, que se interesa por todo. Que ama compartir poesía con los demás, y con la gente con alma que vibra, más allá de las circunstancias... no sé si me definí, pero bueno. Uno es muchas cosas en la vida, cumple muchos roles y andá a saber cuál es el más importante, verdad? Pero tá, anda por ahí la cosa.

PdI: ¿Qué tiene la poesía que te atrapó tanto? Sabemos que sos básicamente poeta y de todos los géneros que existen solo te dejaste seducir por la poesía. ¿Por qué?

G.D: Sabés que yo me crié escuchando poesía en mi niñez. Mi mamá enseñaba a declamar, era profesora de declamación, que no sé si sigue existiendo ese título hoy por hoy. Entonces a casa iban muchos alumnos y mamá les enseñaba a declamar, o sea a decir poesía con expresión. Incluso había gente que tenía problemas de tartamudez y entonces mamá a través de la poesía trataba de reparar un poco eso. Entonces en mi casa siempre se escuchó poesía. Mi mamá amaba la poesía, hasta hoy, y siempre hubo muchos libros de poesía. Yo creo que un poco la influencia viene por ahí. Yo soy lectora desde muy niña y bueno, mis primeras lecturas justamente fueron de poesía que era lo que escuchaba en mi casa. Por otro lado cuando empiezo a escribir, cuando tenía... bueno hace ya 40 años más o menos que empecé a escribir, empecé escribiendo poesía porque me parecía que era más sencillo. A veces yo escucho a la gente decir que escribir poesía es dificilísimo y en realidad, para mí, es mucho más fácil que escribir narrativa. Yo he hecho algo en prosa pero... prosa poética, o sea siempre termino en el lenguaje poético por más que no quiera, tengo ese vicio ya. Y aparte hay otro tema que tiene que ver... pienso yo, ahora que vos me lo preguntás... con mi personalidad, ¿no? Yo no soy de hacer cosas de largo aliento porque no tengo paciencia y los entusiasmos me duran muy poco. Además yo creo que tengo poca imaginación como para escribir cuentos o escribir una novela, ni pensarlo, y eso de que empiezo una cosa y no la termino, porque evidentemente a una poesía vos, podés reescribirla y todo pero de última en un par de días está pronta. Pensar solamente en ponerme a escribir, armar una trama, armar personajes, todo eso me da mucha pereza, nunca lo he intentado. Ni siquiera un cuento he intentado y no creo que a esta altura de mi vida lo intente. Además a mí me gusta el tema de la ambigüedad y vos en la poesía podés ser todo lo ambigua que quieras cosa que no podés hacer... no podés ser tan ambigua si escribís un cuento o si escribís una novela. Pero yo creo que la mayor influencia de que sea la poesía el género que haya elegido estuvo en mi hogar desde niña.

PdI: ¿Tenés algún ritual para escribir? ¿Y qué pasa si la inspiración te llega y no estás con esa predisposición a escribir o con ese ambiente que te gusta crear para escribir?

G.D: Mi primer ritual es escribir a mano, nunca me pude acostumbrar a escribir directamente en la computadora. Me parece una cosa tan... tan fría. Prefiero el lápiz, el papel y nada de borrar, ni la prolijidad con la compu, si no tachar, así, desprolijo. O sea que el primer ritual es ese. En general escribo de noche... bueno, por supuesto, en solitario o lo más solitario que se pueda. Soy fumadora así que los cigarros tienen que estar y una copita de vino ayuda también a veces, ¿no? También tengo un diccionario de sinónimos y antónimos, muy viejito que ya pide jubilarse. Siempre me planteo, tengo que cambiarlo, comprarme uno nuevo pero me ha acompañado durante tantos años que sigo con él. Ese también al lado mío para consultas y no mucho más. A veces también lo que hago es escribir, anotar palabras que me gustan, y que no se por qué, porque de repente alguna ni siquiera tiene algún cariz poético, pero es alguna palabra que me quedó ahí en la memoria, entonces la anoto simplemente. Yo soy la agenda, ¿viste? Permanentemente... no sé si es por mi profesión pero siempre ando con una agenda encima y ahí anoto palabras, no sé, que me sonaron a algo y como ya te digo, no tienen a veces ningún tiente poético pero igual... como pantufla por ejemplo que es una palabra que me encanta y que la he usado en algunos poemas porque pantuflas para mí es sinónimo de hogar, de fin de jornada, de tranquilidad, de los pies cruzados arriba de la estufa... entonces ese tipo de cosas así, pero no mucho más. Y en cuanto a lo que vos decís de si la inspiración me viene en algún lugar que no es el apropiado y no reúno las condiciones para escribir, sabés que yo en la inspiración creo muy poco a esta altura de mi vida. Noventa por ciento de sudor y diez por ciento de inspiración y a esta altura para mí es un oficio o sea, evidentemente me inspira el dolor o me inspira la injusticia o me inspira algún otro sentimiento universal pero ¿que me agarre así en la calle?, que diga... No... ¡tengo que escribir esto ya!, yo creo que nunca me ha pasado. Yo me siento a escribir y escribo. Como el carpintero que se sienta a hacer un mueble y lo hace y de repente la inspiración ¿sabés cuándo llega? Arranco a escribir y no sé ni a dónde voy ni a dónde quiero llegar y hay como una mano que me guía y de repente eso es la musa. Pongámosle que es eso, ¿no? Pero no mucho, más. No es una cosa que siento un haz de luz que me ilumina y escribe por mí, no, no. Para mí escribir es un oficio como cualquier otro y como tal lo trabajo, por eso te digo, uso un diccionario, por eso tacho, por eso vuelvo a escribir, por eso lo leo en voz alta porque yo soy muy por la musicalidad de la poesía, porque escribo verso libre por lo tanto la musicalidad no va por el lado de la rima, así que lo leo fuerte, cuando lo termino y ahí inmediatamente al oído me suena si hay alguna palabra de más o alguna palabra de menos y no mucho más, en realidad.

PdI: Dada la cantidad de gente que escribe, (poetruchos y poetastros como les digo yo) que circula por eventos y ha logrado trascender, quizás con menos talento que el tuyo (y a esto lo digo yo y me hago cargo)... ¿Considerás que debiste haber tenido más suerte en ser reconocida y valorada, en tener mas “vuelo” dentro del mundo de la poesía? Y sería bueno saber también si esto te desvela o te es indiferente.

G.D: Bueno, empiezo por el final, Javier; “si me desvela”... no, realmente no me desvela el no tener más “vuelo” como vos decís, entendí claramente la pregunta. Pienso que hay varias aristas con respecto a este tema. Cuando vos hablás de “poetruchos”, yo también coincido contigo en eso. Lo hemos visto. Hemos estado en contacto con gente que se cree Pablo Neruda, realmente y sabemos que no es cierto y eso también te da una oportunidad de compararte, ¿no? Yo no sufro de falsa modestia. Yo sé que lo que hago está bueno y... bueno, esos encuentros y escuchar a otros poetas también te sirve justamente para eso, como una medida, ¿no? Y vos decís... bueno, lo que yo hago en realidad, está bueno. Mas allá de lo que opine el resto pero, uno tiene que ser también... no, no  matarse uno mismo, tiene que tratar de ser justo y evaluarse en con esa balanza pero también hay un tema que es fundamentalmente económico, me parece a mí, en esto de trascender y de hacerte más conocido. Ambos sabemos lo que sale publicar un libro, cuando son ediciones de autor, vos tenés que invertir mucho, después tenés que salir a venderlo para desquitar o para devolver la plata que pediste prestada y, bueno, eso incide. Lo ideal sería poder publicar un libro por año o cada año y medio pero es muy complicado... es muy complicado por la parte económica, sale muy caro. Vos sabés que nosotros tenemos libros publicados a nivel colectivo con el Taller Literario que ha sido financiado entre todos y bueno, después yo tengo un par de libros más, uno con el escritor José Luis Almirón, escritor de cuentos, y otro en solitario “Casi Otoño” que ya tiene como tres o cuatro años y realmente necesité de mi plata para poder publicar un libro, entonces eso también es complicado. El tema económico te influye en el sentido de que vos no podés trasladarte a veces para compartir encuentro en otros lugares del país, para conocer gente que te puede abrir una puerta y te puede dar ese golpe de suerte que vos mencionás ¿no? y hay otra pata del asunto que para mí también es importante que hay gente que, como vos, por ejemplo, que vive y respira poesía todo el tiempo y que permanentemente está haciendo cosas para que todo esto que tanto nos gusta trascienda. Bueno, esta entrevista es un ejemplo de eso, ¿no? Y eso mismo te lleva a vincularte con mucha gente. Mi perfil capaz es un poco más bajo y además yo tengo una profesión que es muy exigente en el sentido que va más allá de las horas que paso al aire, porque trabajar en un medio de comunicación también te insume mucho tiempo fuera de las horas reglamentarias que tenés que hacer. Y tenés que estar al día todo el tiempo y leyendo los diarios y mirando los noticieros y viendo cual es la noticia del día y tratando tal y cual asunto y preparando entrevistas y estableciendo contactos con la gente y eso también te lleva a tener los pies siempre como en la tierra, digo y a cortarte un poco las alas para levantar ese vuelo, pero me parece que el mayor inconveniente que hay para trascender es, suponiendo que tenés el talento, ¿verdad?, porque partimos de esa base, es lo económico y además, otra cosa que me olvidaba y que también vos sabés que es muy importante y es vivir en el interior del país. Lo hemos visto en el Encuentro Nacional de Escritores que fuimos, Javier, y hemos visto que a los escritores del interior, en general, se nos ningunea, no se nos conoce y nos hemos sentido bastante marginados porque lo hablamos ¿te acordás? Entonces como que hay un centralismo que también... a todo nivel, pero que también se da mucho en la literatura y bueno, eso también incide, ¿no? Porque no se nos conoce. Y, por ejemplo, otro tema también es el tema de los concursos, ¿viste? Yo no soy muy de presentarme regularmente a concursos pero lo he hecho algunas veces y he sacado algunos premios pero... de repente también es por mi perfil, esos premios trascienden acá, en el medio en que nos movemos nosotros, en el taller literario, bueno, por supuesto, yo estoy en un medio de comunicación y tengo la suerte de tener un micrófono para poder ventilar algunas cosas pero más allá de eso, no. Y bueno, los concursos también te sirven para medirte, porque uno a veces ve las cosas que se premian y dice, no es realidad no se puede premiar eso y se lo premia y eso también te da como un centímetro para que vos digas, bueno... donde estoy parada. Pero creo que lo fundamental para nosotros, escritores del interior del país y sin un mango (risas) esas son las dos causas fundamentales de que uno, si tiene el talento suficiente, no trascienda.

PdI: Muchos poetas con los que he hablado coinciden en que la poesía salva, de alguna manera. ¿Vos cómo ves esa afirmación? y en el caso de ser afirmativa, ¿Cómo te salvo a vos?

G.D: Salvarme, lo que se dice salvarme, no sé. Aunque tengo una poesía, me estoy acordando, que le puse como título, Me Salvan las Palabras. Pero creo que igual, de todas formas Salvar es una palabra demasiado fuerte. Como que uno hace catarsis a través de la poesía, claro que sí. Cuando tenés algún dolor, cuando una injusticia te desvela, cuando querés expresarle algo a alguien y no podés, como que hacés catarsis a través de la poesía pero salvarme, lo que se dice salvarme literalmente, creo que no.

PdI: Haceme una breve reseña sobre tu relacionamiento con las letras y la literatura en general desde que empezaste a escribir.

G.D: Mi primera experiencia en talleres fue en la década del '80 cuando me fui a vivir a Montevideo que empecé a ir al taller de Enrique Estrázulas que lo tenía en su casa. Fue una etapa muy enriquecedora para mí porque recién arrancaba, era muy joven. Yo ya lo había leído a él, entonces conocerlo en persona fue una experiencia preciosa. Además era un tipo muy afable, nos reuníamos ahí en su casa. Gente de todas las edades. Cada cual leía lo que producía. Él nos contaba de su vida. Era muy amigo de Borges y de Alfredo Zitarrosa, así que las charlas eran imperdibles. Nunca se cumplía el horario. Siempre terminábamos quedándonos hasta la madrugada y bueno, de él aprendí mucho. Él trabajaba en la columna cultural del diario El Día en esa época y me hizo publicar unos poemas allí en el diario. Y lo que más atesoro de Estrázulas es que me regaló el borrador de su libro El Ladrón de Música escrito en una máquina de escribir muy vieja, con tachaduras, así que lo guardo como un tesoro. Después tuve un período que duró más o menos entre el '88 y el '98 que tuve hijos y estuve de madre criando hijos, prácticamente no escribí nada. Absolutamente nada y además me aislé de todo ese círculo literario y después me reintegré cuando me vine a vivir a Fray Bentos, al taller en el año 2001, creo que arrancamos, hasta hoy y bueno, uno dice, tantos años y en realidad uno nunca deja de aprender, de los compañeros, de los autores que estudia y, bueno, como taller que es, te enseña el oficio de escribir, así que para mí es un aprendizaje que nunca termina y al taller seguiré yendo mientras exista, ¿no?

PdI: ¿Cómo ves el panorama de la poesía en el Uruguay hoy? ¿Pensás que pasa por un buen momento o por el contrario, por un periodo de decadencia?

G.D: Creo que ha habido una renovación importante en el mundo poético, en cuanto a cantidad, a poetas nuevos que han aparecido y también un cambio en la temática. Antes la poesía era una poesía más... no sé si decirle social, pero iba por ese camino me parece, un poco más de reclamo, de demanda, de pararse frente a las injusticias. Claro, vivíamos en dictadura, también hay que tener un poco en cuenta eso. La poesía hacía de catarsis y en el silencio que se debía mantener afuera se expresaba a través de la palabra poética pero no sé si se debe a eso porque aún hay algunos poetas que viven y luchan, de esa época, como el Cristo (Miguel Olivera) por ejemplo. Pero yo pienso que ha cambiado un poco la temática de la poesía y no sé si para bien o para mal. Desde mi óptica muy personal, pero muy personal hoy hay una poesía un tanto oscura que a veces al leerla la siento como una acumulación de palabras sin ningún tipo de sentido. Como que alguien se sentara al lado de un diccionario y dijera bueno, desde el punto de vista musical va con ésta pero en realidad no quiero decir nada. De repente estoy equivocada pero de ahí es que se transforme en una poesía oscura me parece a mí y en realidad a mí, personalmente no me gusta la poesía oscura, porque una cosa es la ambigüedad en la poesía y otra cosa es la oscuridad, eso retorcido que no sabés ni... o sea no me malinterpretes, no por la temática, porque hay temas que son realmente oscuros, la muerte por decirte uno, pero esa manera de escribir oscura que vos lees, relees y volvés a leer y no podés ni siquiera interpretar lo que quiso decir el poeta y a mí ese tipo de poesía no me gusta. Sé que está muy en boga hoy y que proviene fundamentalmente de gente joven ¿no? Pero... yo creo que ha habido un recambio importante en cuanto a que han aparecido poetas jóvenes en torno de los treinta, los cuarenta años y mas chicos también y también una renovación en cuanto a las temáticas porque si bien a través de los siglos y de los siglos habrá cosas para reclamar y habrá maneras de pararse frente a los que nos pasa en la vida, como que antes era mas... eeehh, no sé como explicarlo, es una sensación que tengo, capaz no pasa ni por ahí, de todas formas eso es lo que está en boga porque es como lo del rebaño ¿viste? Bueno, todo el mundo va para ahí, se premia eso, quiere decir que si yo escribo en fácil no sirve y bueno y andará por ahí el tema de lo que hoy está de moda. A mí particularmente no me gusta, pero está. Y por otro lado la poesía sigue sin consumirse o sea la poesía no vende, no es marketinera y en ese sentido yo creo que nada ha cambiado, la poesía sigue sin consumirse y bueno, ya no es un tema de... No sé, la poesía no entretiene y está destinada a muy poca gente que gusta de la poesía realmente. Creo que pasa un poco por ahí. Hay muchos, también lo hemos visto... hay mucha poesía basura ¿no? Evidentemente hay mucha poesía basura como debe haber habido siempre, pero hay mucha poesía basura que anda por el mundo ufanándose de ser buena, eso también confunde un poco las cosas. Me parece que va por ahí. Por lo menos de lo último que he leído. Están aquellos poetas que son eternos y que su poesía va a vivir para siempre. Un Pablo Neruda, por ejemplo. Un Vallejo, por decirte algo. No sé si volverán poetas como esos. Ahora se me ocurre que por ejemplo que no se trata tampoco de... porque lo tenés a un Bukowski, no se trata tampoco de escribir bien o de escribir en fácil, se trata de decir algo. A veces yo siento que en la poesía que circula hoy no se dice nada, es una acumulación de palabras que quedan bien y nada más.

PdI: ¿Te preocupa la poca llegada de la poesía a nivel popular? ¿Se puede hacer algo para cambiar eso?

G.D: Tal vez se me ocurre que la música es una buena manera de popularizar poesía, porque llega mucho más. La poesía que es musicalizada, ¿no? Estoy pensando en... bueno, se nos murió el “Bocha” Benavides, un gran poeta cuyas letras fueron popularizadas a través de la música por tantos autores, Larbanois - Carrero, Viglietti, Eduardo Darnauchans, Carlos Benavides, entonces esa es una buena manera de llegar, pero tá, estamos en lo mismo; yo no sé si los gurises hoy en día van a escucharte a Darnauchans o a Daniel Viglietti o a Larbanois & Carrero con “El Galo Azul” o por el contrario, te van a escuchar... “Despacito” o Márama, donde evidentemente lo que no hay es justamente poesía.

PdI: Y con este panorama ¿Puede morir la poesía?

G.D: No, yo creo que no hay ninguna posibilidad de que la poesía se muera. Es como pensar, “la musica se puede morir”. La poesía es un alimento indispensable para el espíritu, para enriquecernos interiormente, para soñar, para expresar o para que otro exprese lo que siente, ¿no? No creo que haya posibilidades de que se muera. El tema de formar lectores viene desde la casa, ¿no? Lectores de poesía, de narrativa o de lo que sea... yo pienso que si vos acostumbrás a tus hijos a leer todos los días como una rutina, antes de dormirse... yo pienso que viene por ahí. También los educadores, vos lo sabes como maestro, tienen un rol importante en esto de formar lectores y... yo pienso en los niños y evidentemente, de repente la poesía no es lo que más les interesa, pero se puede empezar a formar lectores, hay mucha poesía para niños también que puede llegar. Entonces la casa y la familia juegan un rol importante en todo esto... y la escuela ¿no? Desde los primeros años, como en todas las cosas de la vida, la escuela y la familia para educar en cualquier tema. Y en cuanto a formar nuevos escritores, yo creo que la difusión desde el lugar que uno puede y está parado y quiere es importante. Llegar a... o sea, tratar de que la poesía no siga perteneciendo a una elite que gusta de ella y se popularice un poco más. No sé cual es el camino, la verdad. Y no sé cuáles son los intereses primordiales de los jóvenes hoy en día, ¿viste? No sé si necesitan expresarse a través de la poesía o con las redes sociales les alcanza y les sobra. Ahí ya no tengo la respuesta, Javier.

PdI: Para terminar, Gabriela. ¿Sobre que nunca escribirías?

G.D: Es difícil porque a veces los temas lo eligen a uno ¿no? Uno no elige los temas pero sobre lo que nunca he podido escribir, y no sé si hay una poesía social, diríamos ¿no? o... no sé (piensa) comprometida también, puede ser la palabra. No porque yo no esté comprometida socialmente o políticamente si no porque directamente no me nace. Me acuerdo que una vez hice una poesía sobre violencia de género para toda una movida que hubo... en la terminal de ómnibus, creo que fue, no me acuerdo, si organizada por SERFAM o no me acuerdo porque organización de mujeres... y la hice como a pedido y realmente me costó mucho, no me sentí cómoda y me parece que pasa porque mi poesía es fundamentalmente autoreferencial o porque no... no, no me sale realmente. No es que nunca escribiría porque es como ya te digo, a veces los temas lo eligen a uno, uno no elige los temas pero ese tipo de poesía social, comprometida o coyuntural, diríamos, capaz con algún hecho o algún acontecimiento, alguna situación, nunca he escrito y no me siento cómoda, ya te digo, lo hice esa sola vez y nunca me ha nacido tampoco escribir nada de ese tipo. Creo que pasa por ahí.


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