jueves, febrero 07, 2019

ADRIANA RIVERO: "CUANDO LAS PALABRAS SUENAN ADENTRO CON SU PROPIO SOLFEO"


ENTREVISTA 15 – De 26/01/2019 a 29/01/2019
ADRIANA RIVERO: “CUANDO LAS PALABRAS SUENAN ADENTRO CON SU PROPIO SOLFEO
POETAS WHATSAPPEADOS. Ciclo de entrevistas de Poetas del Interior (PdI)
Generando DESDE el interior…


La poeta Adriana Rivero no es de las escritoras más conocidas y reconocidas de Uruguay, como suele suceder por estos lares, y no es por falta de méritos si no por falta de intención... quizás. Quiero decir que Adriana es una poeta para considerar, su poesía es sólida, de pulso firme y racional. No improvisa cuando escribe, no procura agradar o dejarse “entender”. Esto siempre juega en contra de los poetas pero a Adriana, como a todo buen poeta, lo que le importa es lo que quiere decir y no ser objeto de “entendimiento”. Una poeta que merece un sitial de mayor visibilidad, sin dudas, y mayores posibilidades, definitivamente. Nacida en Carmelo (Colonia) su vida familiar y profesional transcurre hoy en Colonia del Sacramento donde su amor por la docencia ocupa el resto del tiempo que le deja la crianza de su verdadero amor, su hija Frida.
Pasen y lean. Gracias.

POETAS DEL INTERIOR: ¿Quién es Adriana Rivero?

ADRIANA RIVERO: Adriana Rivero es, esencia, materia viva, orgánica. Es mujer resiliente, sobreviviente de violencia y cáncer. Es mujer que se descubre llena de sueños, esperanzas, ilusiones, proyectos, que ama ser madre, esposa; que ama al árbol, el agua, la semilla que da planta, el atardecer y el mate; cocinar, bailar, pintar, cantar, escuchar música y escribir. CREAR en todas sus formas, como un señuelo para permanecer y encontrar excusas para seguir disfrutando del existir.


PdI: ¿Qué ha sido y que es la Poesía en tu vida?

A.R: La poesía en mi vida ha sido; en mi preadolescencia, puramente catarsis. Luego a medida que fui madurando ha sido evasión, estructura, disciplina, deseo y necesidad. Desde siempre juego y musicalidad. Observar y encontrar que la poesía es la única cómplice que ve el mundo con mis ojos y me permite decir. Es descanso y es desgarro; las palabras suenan dentro mío con su propio solfeo. Las palabras me bailan y se encuentran y desencuentran. La poesía es un todo.


PdI: Y como llegó la Poesía a tu vida? Infancia rodeada de libros, padres lectores, casualidad?

A.R: La poesía estuvo desde siempre en mí. Me acuerdo ser muy pequeña y concentrarme en escuchar a los adultos hablar, para ver como las palabras sonaban. Luego las incorporaba a mis juegos y las unía. Me daba gracia. Cuando fui aprendiendo a leer y escribir me fasciné con el relato. Amaba armar redacciones. Y luego mi familia cantaba y mi madre nos leía los Salmos. Uní las palabras con la música. Como a los ocho años descubrí que mi abuelo escribía poemas y desde ahí no pare hasta saber como hacerlos.
Luego mi abuelo tenía una gran biblioteca, que lentamente fui devorando. En casa no había tele, había libros y leer era parte de nuestro crecimiento.


PdI: Llevando esta charla a un plano más personal quiero saber que papel juega la familia en tu vida y a su vez, en tu creación.

A.R: ¡¡Faaa que tema!! Ahora ya desde la adultez, puedo tener el equilibrio justo para dejar que me llegue, de mi familia, lo que me hace bien. Aprendí a deconstruir y reconstruir el concepto, la idea. Aprendí que familia no es sólo lo que genera el vínculo de sangre. Me tocó una familia difícil, ahora la que construí con Raúl, tiene el condimento justo de amor, paciencia, compañerismo, locura, diversión. Y creo compartimos con Frida nuestras pasiones. Así que mi familia me arraiga, me inspira, me trasciende, me inclina a pensar que somos lo que somos y así debemos aceptarnos. ¡¡¡Es mi mejor poema!!!


PdI: Yendo estrictamente a la escritura, ¿Qué cosas te mueven y te llevan a escribir?

A.R: Para escribir no hay fórmulas, todo ser humano puede hacerlo, pero para trasmutar la lengua hay que aprender a ver, escuchar, tocar; saborear, entregarse de alma a las emociones, no temerle al sentir, no temerle al tiempo, desarrollar el sexto sentido, dejarse ir. A partir de ahí todo te mueve a escribir, todo alrededor se disgrega en moléculas vibrantes, para que el poeta lo absorba y lo reagrupe en sus palabras. Entonces me mueve un grito, un sonido, una hoja, una imagen, una noticia, el sartén que se me cae o un globo. Todo y nada.


PdI: Vos dijiste que en tu adolescencia escribías como catarsis. Que tan lejos estás de esa Adriana hoy día?

A.R: La verdad es que nunca me lo he planteado. ¿Qué tan lejos estoy de esa Adriana? Creo que simplemente es parte de mi evolución; una vez que descubrí cómo escribir y encontré mi voz, la catarsis le dio paso a lo otro: el oficio. Y como en todo oficio, hay que trabajar duro. Los talleres literarios, la mirada inquisidora de críticos, aun los detractores, mi profesión y los años de lectura, han hecho que mi tarea de escritora sea provechosa, auténtica, productiva y que me dé grandes satisfacciones.


PdI: Y en qué punto estás parada hoy dentro de ese proceso evolutivo?

A.R: Estoy en un momento de disfrute total, donde escribo lo que se me plazca, experimento, me reto a mi misma; me asombro cuando logro un giro temático; cuando me desnorteo demasiado, me hago recuerdo del por qué lo hago. Veo la madurez de mi escritura y aun así siempre sé que algo nuevo va a surgir. He aprendido a creer en mi instinto para clasificar lo bueno, lo mediocre y lo malo; sin miramientos, porque la poesía nacerá de la emoción, pero la emoción no puede dominar la elección, el criterio al momento de editar, tallar, pulir la obra.




PdI: Te animás a definir tu poesía? Si es que se puede


A.R: ¡¡¡En qué aprieto me ponés Javier!!! Me gusta mucho, para definir mi poesía, la palabra "Hermenéutica", que proviene del griego "Hermeneutikos", y se conforma de la unión de tres partículas: la palabra "Hermeneuo", que puede traducirse como "yo descifro"; la palabra "Tekhné", que significa arte y el sufijo "Tikos", que es sinónimo de "relacionado a". Obvio que adaptado a la idea de: mi poesía como hermenéutica del mundo, del dolor y misterio, de lo humano e inhumano, lo oblicuo y lo transversal. Hermenéutica del alma.




PdI: Esa definición merece que te extiendas un poquito más... Te ayudo, ¿podría incluir yo «hermético», jugando un poquito con las palabras? ¿Puede tener algo de eso también?


A.R: ¡¡Claro que sí!! Un fragmento de uno de mis poemas versa: "tengo un soplo al corazón de tanto mirarme adentro..." Como punto de partida: la introspección personal, que me ha llevado a dedicarme a cuestionar, indagar, descifrar el mundo. Lo hermético deja de serlo cuando se descifra el símbolo.


PdI: Aprovechando el concepto. ¿Sos de las que creen que la Poesía debe ser explicada o se debe dejar a la libre interpretación del lector?


A.R: Creo que la poesía no debe, no puede, no está hecha para ser explicada. Y me contradigo bastante porque me ha pasado en clase, que algún alumno aparece con algún poema mío y me pregunta: “¿en qué pensaba?” Y la típica: “¿qué quiere decir esto?” Entonces les ayudo a interpretar, les hago un paneo del poema como si no fuera mío. Gajes del oficio. Pero me maravilla escuchar tan disimiles interpretaciones! Es ahí que comprendo por qué escribo poesía.


PdI: Sos una poeta de bajo perfil, no te exponés demasiado, participás de pocos festivales, no estás entre las autoras reconocidas del país, cuando yo creo que podrías estarlo perfectamente. ¿Es una elección tuya, es por falta de oportunidades o sentís que el interior está relegado frente al potente influjo montevideano?


A.R: ¡¡¡Qué señora pregunta!!! A ver por dónde empiezo. Hay una sensación de bienestar placentero que me produce el hecho de interactuar con escritores, escucharlos, que me escuchen, eso es invaluable. Pero yo elijo, decido sobre mis obras, observo mi público; casi siempre auditorios pequeños porque sé que la escucha es auténtica. Creo que, en tu pregunta exponés, puntos claves: soy una poeta de bajo perfil, por elección, no me gusta la vidriera; oportunidades siempre aparecen, las que se me dan las aprovecho, pero no para mostrarme yo o darles a los demás una lección de autosuficiencia, sino para escuchar y ser escuchada. Escribo desde los 14 años, he transitado un hermoso recorrido literario y de lo que más me enorgullezco es que jamás me he vendido por política o amiguismos o acomodos. Si no me cae alguien por más renombrado que sea el fulano/a no lisonjeo. Busco autenticidad porque allí está la fuente de materia prima para mi escritura.
En cuanto a ¿qué sucede entre Montevideo y el interior? Podríamos estar debatiendo largo y tendido. El del interior tiene que remarla más, dicen algunos, tiene que acercarse a "alguien", tener "padrino". Pero también he visto a montevideanos que se acercan a los eventos del interior porque allá no tienen cabida. El círculo es pequeño, dicen. ¿En qué va entonces? ¿Por qué los premiados son siempre los mismos? ¿Es que no hay obras que se destaquen o buenos escritores más allá de los de siempre? Tal vez todo se reduce a un círculo. Entonces dejemos que se queden en su círculo e inventemos nuevos universos. En el último encuentro de Fray Bentos escuché a un escritor montevideano decir: "Lo que pasa en los concursos es que las editoriales ya tienen arreglado qué libro vendería". Entonces pensé: ok, esto es como los concursos de belleza: son 50 las candidatas bellísimas pero ¿eso significa que tooodas los demás, qué?... ¿son feas? Por eso creo que está bueno que se generen actividades como las que van surgiendo por todo el Uruguay. Sin competencia, sólo para escuchar y ser escuchados.




PdI: Te desvela el hecho de pertenecer alguna vez a un grupo elitista de escritores consagrados u «oficializados» o seguirás prefiriendo ser la poeta independiente, humilde y del Interior?




A.R: ¡Ay! se me ocurre un ejemplo un poco bizarro para contestar. ¿Viste el 5 de Oro? Miles juegan, uno gana. Azar. Con el dinero podes creértela, cambiar a un Country, y solo tratarte con los millonarios o vivir como siempre, ser cauto y optar por conservar tu esencia. La verdad... no me quita el sueño pero si llega a pasar que "pertenezca a los oficializados", conservar mi esencia no es un dilema, es una elección de vida. Con esto digo que, como nunca ha sido esa mi meta... aquí estaré, como siempre sentada esperando el bus y escuchando; esperando al medico y escuchando; dando clases y escuchando; escribiendo y escuchando. Al final compañero Javier, sólo somos gente, mas allá de los laureles.
Por lo tanto, creo que las diferencias son barreras invisibles que hay que aprender a sortear. Y los cambios ya empezaron, el interior crece y se hace escuchar. Y a medida que nosotros crecemos nos vamos dando cuenta que los premios son eso, premios; que el recado no hace al buey, jaja.




PdI: Háblame un poco de dos cosas... tus influencias como lectora y quiénes serían los imprescindibles que recomendarías leer a quien se inicia en la literatura.


A.R: Bueno, obviamente que la primera influencia que recibí fue la Biblia; luego a los 13 años descubrí en la biblioteca de mi abuelo, "Las Llaves del Reino" de A. J. Cronin, "El rey Lear" y "La Tempestad" de Shakespeare; "El Avaro" de Moliere y "El Jorobado o Enrique de Lagardere" de Paul Feval. ¡Mis primeros libros, jamás los voy a olvidar! Luego descubrí a Julio Verne y me hice una panzada. Y en el liceo Gustavo Adolfo, me impactó. A partir de su poesía comencé a escribirla ya más a raudales, en busca de mi estilo. Luego a los 15 ya había leído mucho Lorca "Yerma", "Doña Rosita la Soltera", "Mariana Pineda", "El Maleficio de la Mariposa", "Así Pasen Cinco Años", "La Casa de Bernarda Alba", "Bodas de Sangre", "El Público", "La Zapatera Prodigiosa", "Retablillo de Don Cristóbal". A los 17 tenía leído a casi todos los autores de la narrativa latinoamericana y la poesía Iberoamericana. Así que esas son mis influencias y esos son los libros que recomiendo leer a quien se inicia en la literatura.




PdI: ¿Cuántos libros tenés publicados? ¿Has publicado en otros medios digitales? Se te puede leer en Internet hoy en día?


A.R: Publicado uno, "Cosmo(a)gonia", 2013. Tradinco, "Cruz del Sur". Luego en la Antología realizada por Garet, aparece un poemario mío. Medios digitales, más bien tirando a nada. Algún poema o mini relato en algún portal. Así que no, no me vas a encontrar en Internet.




PdI: Hagamos un juego... 3 preguntas con tono lúdico y vos contestás como quieras y lo tomas para donde quieras: ¿Qué te asusta? ¿Qué te sorprende? Y ¿Qué te hace llorar de risa?


A.R: 1) Me asusta la validación de la deshumanidad. La decrepitud y la amenaza constante de la naturaleza llamándonos la atención. 2) Me sorprende mi hija, por sobre todas las cosas. Pero también el origen de las cosas, en todas sus manifestaciones: la humana, la animal, la de las piedras, la del agua, la del fuego, la de las lenguas, la de los inventos, de los pueblos y podría seguir. 3) Mi marido. Y el humor inteligente.


PdI: La última ¿Sobre qué nunca escribirías?


A.R: No escribiría nunca sobre política y extraterrestres, los dos temas, me resultan absurdos. No sé si "absurdos" sea la palabra, que los define, tal vez soy "descreída", de ellos.

Adriana, gracias por tu tiempo y tus palabras, un atajo nuevo para conocer nuevos creadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario