ENTREVISTA
15 – De 26/01/2019 a 29/01/2019
ADRIANA RIVERO: “CUANDO LAS PALABRAS SUENAN ADENTRO CON SU PROPIO SOLFEO”
POETAS WHATSAPPEADOS. Ciclo de entrevistas de Poetas del Interior (PdI)
ADRIANA RIVERO: “CUANDO LAS PALABRAS SUENAN ADENTRO CON SU PROPIO SOLFEO”
POETAS WHATSAPPEADOS. Ciclo de entrevistas de Poetas del Interior (PdI)
Generando
DESDE el interior…
La
poeta Adriana Rivero no es de las escritoras más conocidas y
reconocidas de Uruguay, como suele suceder por estos lares, y no es
por falta de méritos si no por falta de intención... quizás.
Quiero decir que Adriana es una poeta para considerar, su poesía es
sólida, de pulso firme y racional. No improvisa cuando escribe, no
procura agradar o dejarse “entender”. Esto siempre juega en
contra de los poetas pero a Adriana, como a todo buen poeta, lo que
le importa es lo que quiere decir y no ser objeto de “entendimiento”.
Una poeta que merece un sitial de mayor visibilidad, sin dudas, y
mayores posibilidades, definitivamente. Nacida en Carmelo (Colonia)
su vida familiar y profesional transcurre hoy en Colonia del
Sacramento donde su amor por la docencia ocupa el resto del tiempo
que le deja la crianza de su verdadero amor, su hija Frida.
Pasen
y lean. Gracias.
POETAS
DEL INTERIOR: ¿Quién es Adriana Rivero?
ADRIANA
RIVERO: Adriana
Rivero es, esencia,
materia viva, orgánica.
Es mujer resiliente, sobreviviente de violencia y cáncer.
Es mujer que se descubre
llena de sueños, esperanzas, ilusiones, proyectos, que ama ser
madre, esposa; que ama al árbol,
el agua, la semilla que da planta, el atardecer y el mate; cocinar,
bailar, pintar, cantar, escuchar música
y escribir. CREAR en todas sus formas, como un señuelo para
permanecer y encontrar excusas para seguir disfrutando del existir.
PdI:
¿Qué
ha sido y que es la Poesía en tu vida?
A.R:
La
poesía
en mi vida ha sido; en mi preadolescencia, puramente catarsis. Luego
a medida que fui madurando ha sido evasión,
estructura, disciplina, deseo y necesidad. Desde siempre juego y
musicalidad. Observar y encontrar que la poesía
es la única
cómplice
que ve el mundo con mis ojos y me permite decir. Es descanso y es
desgarro; las palabras suenan dentro mío
con su propio solfeo. Las palabras me bailan y se encuentran y
desencuentran. La poesía
es un todo.
PdI:
Y
como llegó la Poesía a tu vida? Infancia rodeada de libros, padres
lectores, casualidad?
A.R:
La
poesía
estuvo desde siempre en mí.
Me acuerdo ser muy pequeña y concentrarme en escuchar a los adultos
hablar, para ver como las palabras sonaban. Luego las incorporaba a
mis juegos y las unía.
Me daba gracia. Cuando fui aprendiendo a leer y escribir me fasciné
con el relato. Amaba armar redacciones. Y luego mi familia cantaba y
mi madre nos leía
los Salmos. Uní
las palabras con la música.
Como a los ocho años descubrí
que mi abuelo escribía
poemas y desde ahí
no pare hasta saber como hacerlos.
Luego
mi abuelo tenía una gran biblioteca, que lentamente fui devorando.
En casa no había tele, había libros y leer era parte de nuestro
crecimiento.
PdI:
Llevando esta charla a un plano más personal quiero saber que papel
juega la familia en tu vida y a su vez, en tu creación.
A.R:
¡¡Faaa que tema!! Ahora ya desde la adultez, puedo tener el
equilibrio justo para dejar que me llegue, de mi familia, lo que me
hace bien. Aprendí a deconstruir y reconstruir el concepto, la idea.
Aprendí que familia no es sólo lo que genera el vínculo de sangre.
Me tocó una familia difícil, ahora la que construí con Raúl,
tiene el condimento justo de amor, paciencia, compañerismo, locura,
diversión. Y creo compartimos con Frida nuestras pasiones. Así que
mi familia me arraiga, me inspira, me trasciende, me inclina a pensar
que somos lo que somos y así debemos aceptarnos. ¡¡¡Es mi mejor
poema!!!
PdI:
Yendo estrictamente a la escritura, ¿Qué cosas te mueven y te
llevan a escribir?
A.R:
Para
escribir no hay fórmulas, todo ser humano puede hacerlo, pero para
trasmutar la lengua hay que aprender a ver, escuchar, tocar;
saborear, entregarse de alma a las emociones, no temerle al sentir,
no temerle al tiempo, desarrollar el sexto sentido, dejarse ir. A
partir de ahí todo te mueve a escribir, todo alrededor se disgrega
en moléculas vibrantes, para que el poeta lo absorba y lo reagrupe
en sus palabras. Entonces me mueve un grito, un sonido, una hoja, una
imagen, una noticia, el sartén que se me cae o un globo. Todo y
nada.
PdI:
Vos
dijiste que en tu adolescencia escribías como catarsis. Que tan
lejos estás
de esa Adriana hoy día?
A.R:
La
verdad es que nunca me lo he planteado. ¿Qué
tan lejos estoy de esa Adriana? Creo que simplemente es parte de mi
evolución;
una vez que descubrí
cómo
escribir y encontré
mi voz, la catarsis le dio paso a lo otro: el oficio. Y como en todo
oficio, hay que trabajar duro. Los talleres literarios, la mirada
inquisidora de críticos,
aun los detractores, mi profesión
y los años de lectura, han hecho que mi tarea de escritora sea
provechosa, auténtica,
productiva y que me dé
grandes satisfacciones.
PdI:
Y en qué punto estás parada hoy dentro de ese proceso
evolutivo?
A.R:
Estoy en un momento de disfrute total, donde escribo lo que se me
plazca, experimento, me reto a mi misma; me asombro cuando logro un
giro temático; cuando me desnorteo demasiado, me hago recuerdo del
por qué lo hago. Veo la madurez de mi escritura y aun así siempre
sé que algo nuevo va a surgir. He aprendido a creer en mi instinto
para clasificar lo bueno, lo mediocre y lo malo; sin miramientos,
porque la poesía nacerá de la emoción, pero la emoción no puede
dominar la elección, el criterio al momento de editar, tallar, pulir
la obra.
PdI:
Te
animás
a
definir tu poesía? Si es que se puede
A.R:
¡¡¡En qué aprieto me ponés Javier!!! Me gusta mucho, para
definir mi poesía, la palabra "Hermenéutica", que
proviene del griego "Hermeneutikos", y se conforma de la
unión de tres partículas: la palabra "Hermeneuo", que
puede traducirse como "yo descifro"; la palabra "Tekhné",
que significa arte y el sufijo "Tikos", que es sinónimo de
"relacionado a". Obvio que adaptado a la idea de: mi poesía
como hermenéutica del mundo, del dolor y misterio, de lo humano e
inhumano, lo oblicuo y lo transversal. Hermenéutica del alma.
PdI:
Esa definición merece
que te extiendas
un poquito más... Te ayudo, ¿podría
incluir yo «hermético», jugando un poquito con las palabras?
¿Puede
tener algo de eso también?
A.R:
¡¡Claro que sí!! Un fragmento de uno de mis poemas versa: "tengo
un soplo al corazón de tanto mirarme adentro..."
Como punto de partida: la introspección personal, que me ha llevado
a dedicarme a cuestionar, indagar, descifrar el mundo. Lo hermético
deja de serlo cuando se descifra el símbolo.
PdI:
Aprovechando el concepto. ¿Sos de las que creen que la Poesía debe
ser explicada o se debe dejar a la libre interpretación del lector?
A.R:
Creo que la poesía no debe, no puede, no está hecha para ser
explicada. Y me contradigo bastante porque me ha pasado en clase, que
algún alumno aparece con algún poema mío y me pregunta: “¿en
qué pensaba?” Y la típica: “¿qué quiere decir esto?”
Entonces les ayudo a interpretar, les hago un paneo del poema como si
no fuera mío. Gajes del oficio. Pero me maravilla escuchar tan
disimiles interpretaciones! Es ahí que comprendo por qué escribo
poesía.
PdI:
Sos una poeta de bajo perfil, no te exponés demasiado, participás
de pocos festivales, no estás entre las autoras reconocidas del
país, cuando yo creo que podrías estarlo perfectamente. ¿Es una
elección tuya, es por falta de oportunidades o sentís que el
interior está relegado frente al potente influjo montevideano?
A.R:
¡¡¡Qué señora pregunta!!! A ver por dónde empiezo. Hay una
sensación de bienestar placentero que me produce el hecho de
interactuar con escritores, escucharlos, que me escuchen, eso es
invaluable. Pero yo elijo, decido sobre mis obras, observo mi
público; casi siempre auditorios pequeños porque sé que la escucha
es auténtica. Creo que, en tu pregunta exponés, puntos claves: soy
una poeta de bajo perfil, por elección, no me gusta la vidriera;
oportunidades siempre aparecen, las que se me dan las aprovecho, pero
no para mostrarme yo o darles a los demás una lección de
autosuficiencia, sino para escuchar y ser escuchada. Escribo desde
los 14 años, he transitado un hermoso recorrido literario y de lo
que más me enorgullezco es que jamás me he vendido por política o
amiguismos o acomodos. Si no me cae alguien por más renombrado que
sea el fulano/a no lisonjeo. Busco autenticidad porque allí está la
fuente de materia prima para mi escritura.
En
cuanto a ¿qué sucede entre Montevideo y el interior? Podríamos
estar debatiendo largo y tendido. El del interior tiene que remarla
más, dicen algunos, tiene que acercarse a "alguien", tener
"padrino". Pero también he visto a montevideanos que se
acercan a los eventos del interior porque allá no tienen cabida. El
círculo es pequeño, dicen. ¿En qué va entonces? ¿Por qué los
premiados son siempre los mismos? ¿Es que no hay obras que se
destaquen o buenos escritores más allá de los de siempre? Tal vez
todo se reduce a un círculo. Entonces dejemos que se queden en su
círculo e inventemos nuevos universos. En el último encuentro de
Fray Bentos escuché a un escritor montevideano decir: "Lo que
pasa en los concursos es que las editoriales ya tienen arreglado qué
libro vendería". Entonces pensé: ok, esto es como los
concursos de belleza: son 50 las candidatas bellísimas pero ¿eso
significa que tooodas los demás, qué?... ¿son feas? Por eso creo
que está bueno que se generen actividades como las que van surgiendo
por todo el Uruguay. Sin competencia, sólo para escuchar y ser
escuchados.
PdI:
Te desvela el hecho de pertenecer alguna vez a un grupo elitista de
escritores consagrados u «oficializados» o seguirás prefiriendo
ser la poeta independiente, humilde y del Interior?
A.R:
¡Ay! se me ocurre un ejemplo un poco bizarro para contestar. ¿Viste
el 5 de Oro? Miles juegan, uno gana. Azar. Con el dinero podes
creértela, cambiar a un Country, y solo tratarte con los millonarios
o vivir como siempre, ser cauto y optar por conservar tu esencia. La
verdad... no me quita el sueño pero si llega a pasar que "pertenezca
a los oficializados", conservar mi esencia no es un dilema, es
una elección de vida. Con esto digo que, como nunca ha sido esa mi
meta... aquí estaré, como siempre sentada esperando el bus y
escuchando; esperando al medico y escuchando; dando clases y
escuchando; escribiendo y escuchando. Al final compañero Javier,
sólo somos gente, mas allá de los laureles.
Por
lo tanto, creo que las diferencias son barreras invisibles que hay
que aprender a sortear. Y los cambios ya empezaron, el interior crece
y se hace escuchar. Y a medida que nosotros crecemos nos vamos dando
cuenta que los premios son eso, premios; que el recado no hace al
buey, jaja.
PdI:
Háblame un poco de dos cosas... tus influencias como lectora y
quiénes serían los imprescindibles que recomendarías leer a quien
se inicia en la literatura.
A.R:
Bueno, obviamente que la primera influencia que recibí fue la
Biblia; luego a los 13 años descubrí en la biblioteca de mi abuelo,
"Las Llaves del Reino" de A. J. Cronin, "El rey Lear"
y "La Tempestad" de Shakespeare; "El Avaro" de
Moliere y "El Jorobado o Enrique de Lagardere" de Paul
Feval. ¡Mis primeros libros, jamás los voy a olvidar! Luego
descubrí a Julio Verne y me hice una panzada. Y en el liceo Gustavo
Adolfo, me impactó. A partir de su poesía comencé a escribirla ya
más a raudales, en busca de mi estilo. Luego a los 15 ya había
leído mucho Lorca "Yerma", "Doña Rosita la Soltera",
"Mariana Pineda", "El Maleficio de la Mariposa",
"Así Pasen Cinco Años", "La Casa de Bernarda Alba",
"Bodas de Sangre", "El Público", "La
Zapatera Prodigiosa", "Retablillo de Don Cristóbal".
A los 17 tenía leído a casi todos los autores de la narrativa
latinoamericana y la poesía Iberoamericana. Así que esas son mis
influencias y esos son los libros que recomiendo leer a quien se
inicia en la literatura.
PdI:
¿Cuántos libros tenés publicados? ¿Has publicado en otros medios
digitales? Se te puede leer en Internet hoy en día?
A.R:
Publicado uno, "Cosmo(a)gonia", 2013. Tradinco, "Cruz
del Sur". Luego en la Antología realizada por Garet, aparece un
poemario mío. Medios digitales, más bien tirando a nada. Algún
poema o mini relato en algún portal. Así que no, no me vas a
encontrar en Internet.
PdI:
Hagamos un juego... 3 preguntas con tono lúdico y vos contestás
como quieras y lo tomas para donde quieras: ¿Qué te asusta? ¿Qué
te sorprende? Y ¿Qué te hace llorar de risa?
A.R:
1) Me asusta la validación de la deshumanidad. La decrepitud y la
amenaza constante de la naturaleza llamándonos la atención. 2) Me
sorprende mi hija, por sobre todas las cosas. Pero también el origen
de las cosas, en todas sus manifestaciones: la humana, la animal, la
de las piedras, la del agua, la del fuego, la de las lenguas, la de
los inventos, de los pueblos y podría seguir. 3) Mi marido. Y el
humor inteligente.
PdI:
La última ¿Sobre qué nunca escribirías?
A.R:
No escribiría
nunca sobre política
y extraterrestres, los dos temas, me resultan absurdos. No
sé
si "absurdos" sea la palabra, que los define, tal vez soy
"descreída",
de ellos.
Adriana,
gracias por tu tiempo y tus palabras, un atajo nuevo para conocer
nuevos creadores.
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