domingo, enero 31, 2021

FEDERICO NAGUIL: "DEL INSILIO IMPUESTO AL EXILIO BUSCADO, UN HIJO DE SU TIEMPO Y DE SU ARTE"

 ENTREVISTA 16 – De 26/01/2019 a 29/01/2019

FEDERICO NAGUIL: “Del insilio impuesto al exilio buscado, un hijo de su tiempo y de su arte.”
POETAS WHATSAPPEADOS. Ciclo de entrevistas de Poetas del Interior (PdI)
Generando DESDE el interior…


Federico Naguil, poeta (sobre todo), cineasta (de profesión), docente (por vocación) y músico (renegado por convicción... -él dice que no lo es aunque tocó la batería en algunos bandas de rock en su adolescencia-). Es autor de uno de los mejores libros de poesía que he leído. Actualmente está radicado en la Patagonia y añora su país y promete volver. Serio, mesurado y medido en sus declaraciones, masculla las palabras y las piensa bien antes de soltarlas, al igual que en su poesía, aún y lamentablemente, de corta divulgación. Mientras tanto estas son sus palabras. Adelante, pasen y lean su universo “Simples”.
POETAS DEL INTERIOR: ¿Quién es Federico Naguil?
FEDERICO NAGUIL: Federico Naguil es un hijo de su tiempo, de un tiempo que empezó oscuro... en dictadura. Federico Naguil es un hijo del inxilio que es un término que algunos inventaron, que es es exilio en tu propia tierra. Eso eran mis padres y eso fui yo y eso fue mi hermano y bueno, criado de ahí, en su momento, en la primera adolescencia y luego cuando era un adulto joven. Ya más filosóficamente hablando, quizás era alguien que huía. Después ya llegando a la adultez, quizá eso se transformó en alguien que perseguía y bueno después de mucho tiempo, como un poema mío que dice “En veinte años construí mi personaje/ y en los veinte siguientes me liberé de su sinsentido”, bueno quizás estos últimos veinte, soy alguien que encuentra… es un poco una manera capaz de definirme. Alguien que encuentra a través de la creación y a través del encuentro con el otro. Eso ha sido mi búsqueda y a su vez también ese encuentro ha sido siempre de alguna manera tallado o delineado en la comunicación con los demás, por el vínculo con los demás. Desde mi laburo como cineasta, como comunicador a mi modesto trabajo como poeta.
PdI: A pesar de ser una página para poetas nos interesa también saber en qué andan, qué otras cosas realizan, dónde estás, en tu caso y como llevas esto con tu profesión docente.
F.N: Bueno, te cuento… yo estoy… ya el 25 de Mayo voy a cumplir 4 años viviendo acá en Patagonia Norte, General Roca. General Roca es, como dice el nombre, es la ciudad a partir de la cual se hizo el genocidio indígena en el sur de América. Justamente Roca fue el colonizador que terminó de anexar todo el sur argentino a la república Argentina y entonces tiene un nombre alternativo también, que es el nombre indígena original de esta zona que es Fisque Menuco. Fisque Menuco significa “Pantano Húmedo” y bueno, era un zona de influencia Mapuche pero también había indios Pampa y bueno, concretamente yo me afinqué acá con mi compañera que es argentina hace ya 4 años. Vengo de una carrera en el cine industrial publicitario en Uruguay y en Centroamérica. Yo me formé en Uruguay en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Católica porque en aquellos tiempos la Universidad de la República... la cursé un año antes y la estuvimos ocupando medio año y después estuvo cerrada dos años casi. En aquel entonces yo tenía 19 años y bueno, tuve que optar y terminé optando por entrar a la Universidad Católica a partir de que mis padres me permitieron solventarme ese estudio a cambio de estar trabajando. Entonces hice toda mi Universidad trabajando y bueno, en su momento, después trabajé en medios de comunicación, en Canal 4, trabajé en el Diario El Observador como periodista cultural y de espectáculos y llegada la famosa crisis del 2000 me fui a Centroamérica con mi hermano a trabajar en la productora de cine de mi hermano. En ese entonces ya tenía 27 años y poco antes de cumplir 28 me presenté a la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba, y ahí hice la formación. Estudié Dirección Cinematográfica. Es una escuela bastante famosa donde entran solamente 6 alumnos de todo el mundo por año, por cada especialidad. Yo entré en Dirección. Y bueno después de ahí volviendo de la escuela en 2004 comencé mi carrera en audiovisual, ya más netamente, había empezado en Centroamérica y continué en Uruguay trabajando sobre todo como Asistente de Dirección y como Director de Actores hasta que en 2013 también me volqué más a la Docencia. En 2010 yo ya había empezado a dar clases de historia del cine en la Universidad Católica. En 2013 ya comencé paulatinamente a dejar un poco el mundo publicitario donde había trabajado más de diez años y me volqué más a la Docencia trabajando en los bachilleratos audiovisuales que acababan de salir, gané una serie de concursos y di clases como Docente de Lenguaje Audiovisual, de Guión y también de Cultura Audiovisual. Me olvidaba, luego de mi laburo como periodista cultural y antes de irme de Uruguay trabajé como productor de agencia de publicidad. Después de eso ya llegó digamos la tercera etapa de mi vida que fue enamorarme de mi compañera y venirme para acá para Patagonia y acá en Patagonia trabajo en el IUPA que es el Instituto Universitario Patagónico de las Artes. Es una Universidad provincial de las Artes que tiene una escuela de cine adentro de sus opciones y bueno y en la escuela de cine en Artes Audiovisuales de la Universidad doy Realización Cinematográfica, doy Dirección de Actores, también doy Dirección de Arte y próximamente voy a dar algunas materias más también. Y bueno estoy un poco afincado como docente, también he trabajado como realizador pero bueno… esa es un poco mi historia profesional neta, concreta. Después lo concreto es que ahora estamos por hacer un pequeño corto, una pequeña película que va a abrir un festival que tenemos acá, una muestra de cine que se llama Patagonia Cine y en esto estamos ahora más las cuestiones normales de los docentes que es preparar los períodos de examen y los cursos introductorios a los alumnos que llegan, etc. Y después ya con la cuestión más literaria y de la poesía, bueno, yo tuve el gusto de poder publicar mi libro “Simples” en Uruguay que fue un libro que de alguna manera simbolizaba el poemario de mi vuelta a la poesía. Yo escribí, sobre todo, desde los años ‘90 hasta más o menos el 2000. Ahí tuve un período, un himpás, donde dejé de escribir más o menos por unos cuatro o cinco años y por allá por 2006 arranqué a escribir de nuevo y bueno toda esa producción hasta 2013 fue un poco lo que simbolizó ese libro, que fue un libro que me dio muchas satisfacciones por el contacto, el encuentro con la gente. La verdad que fue muy lindo eso. A partir de ahí quizás, me consideré un poco más en serio como un poeta, como alguien que escribe poesía, que la comparte. También las redes en ese aspecto... sobre todo el Facebook que en mi caso me permitieron acercarme a muchas personas con las que no tengo un vínculo personal pero que se podía entablar un vínculo literario, un vínculo creativo a partir de la poesía y el rapport que mi poesía generaba, de alguna manera la comunicación que se generó a partir de poder publicar y compartir mi obra y bueno después, puntualmente he publicado en otros espacios como la revista de comunicación de la Universidad Católica que en su momento me permitió publicar un cuento y un poema. Después he publicado también en los libros del fotógrafo y artista visual Andrés Güero Madrid, en dos de ellos, básicamente en uno que se llama “Brazo de Monte” y el último que se llama “Hum” donde he publicado pequeños poemas al estilo haiku japonés, en el primero y después, en el segundo, una cosa un poco más ambiciosa donde he publicado desde pequeños microcuentos a pequeñas historias, digamos, que están inmersas dentro de lo que podía ser un mundo de posibles historias de la zona del Río Negro cercana a Villa Soriano y también dentro de ese libro un pequeño ensayo que de alguna manera desarrolla todo el proceso que tuvo Andrés para generar ese libro que es un libro que cuenta la historia, una historia imaginada, una historia posible, desde la fotografía y también un poco desde la literatura de lo que es ese Río Negro que en idioma guaraní se llama Hum, y bueno el libro se llama “Hum” y bueno, ahí colaboré muy enamoradamente y eso ha sido un poco la cuestión más concreta de lo que está publicado de mi obra, de mi laburo y después, bueno, espero que el 2019 me encuentre publicando algo de nuevo, espero también que en mi querido Uruguay.
PdI: ¿Cómo acoplás todo ese laburo con la escritura?
F.N: Bueno, antes que la escritura estuvo la lectura y la lectura viene de una familia de clase media cuyos integrantes, mis padres, fueron militantes políticos. Mi viejo era arquitecto y bancario del Banco de Seguros del Estado. Mi mamá terminó siendo psicóloga después de la dictadura porque durante no pudo, no le permitieron estudiar. También era bancaria del banco de Seguros, los dos destituidos por la dictadura y bueno, yo me crié en un hogar con muchos de esos vericuetos de la vida pero de siempre se escuchaba música, siempre se leía poesía, literatura. La biblioteca era la biblioteca de una familia de clase media pero siempre se la trataba de alimentar, siempre se buscaba la vuelta para que aparecieran más libros y se intercambiaran con los compañeros, con los amigos. En casa siempre había una radio prendida o un disco sonando o un casete sonando, entonces bueno, esa lectura de alguna manera... ese contacto con la sensibilidad y lo expresivo, mi hermano y yo siempre lo tuvimos, inclusive siempre fuimos motivados a eso y era una cosa como natural y bueno, que todos de alguna manera teníamos ese contacto asiduo con lo artístico, con el mundo del cine también, con mirar películas, con ir a Cinemateca Uruguaya, con escuchar los discos de Paco Ibáñez, de Mercedes Sosa, de Zitarrosa, con tener contacto con lo que pasaba siempre en la realidad cotidiana o siempre o sea, se leía tanto los libros de Quiroga o de Cortázar como también la prensa escrita diaria. A veces no había plata para comprarla pero mayormente la mayor parte de las épocas siempre vi un esfuerzo de mis viejos por tratar de tener los diarios, inclusive los de la vereda opuesta para saber ubicarse en donde estábamos parados ye era una cuestión continua estar escuchando la radio, tanto en la prensa, tanto como para saber noticias y las cosas, como el Sodre para escuchar música clásica o las radios que pasaban la música popular o pasar los discos, los casetes, o sea leer los libros, alimentar la biblioteca. O sea era como una cotidianidad que de alguna manera nos llevó, tanto a mi hermano como a mí después a tener como un contacto natural con lo expresivo y en mi caso, al igual que el de él, el gran problema, el gran cisma fue decidirse por qué cosa hacer dentro de ese mundo, ¿no? Yo por ejemplo cuando era un pibito escuchaba muchísima música, de todo tipo, esa que te conté pero mucha más, también mucho rock, por ejemplo y ya a los 14 iba para el lado de la batería y bueno, terminé tocando la batería y comprándome una recién mucho después, tocaba en baterías prestadas con mis bandas de amigos, tuve varias banditas de Rocanrol y bueno en su momento fue todo un cisma el tema de elegir, por ejemplo estudiar Ciencias de la Comunicación, finalmente a los 19 años, como ya te conté porque yo ya tocaba música, tenía mi banda, y en su momento fue como un acto de maduración aceptar que no era tan buen baterista y que seguramente me iba a sentir más cómodo y más feliz por ejemplo ejerciendo la comunicación, en algún tipo de medio de comunicación o eventualmente lo que después se dio con el tema del cine y lo audiovisual. Y bueno, y la poesía siempre estuvo ahí. Yo escribo desde que soy muy chico. Siempre escribí poemas, cuentos y bueno, la poesía estaba tanto en las canciones de todos esos músicos que te conté como también en los libros y bueno, como lector primero que nada y después también como un tímido escritor que no mostraba a casi nadie lo que hacía pero desde niño escribía.
PdI: Tu base como escritor, además de obviamente la lectura, se nota que ha sido la influencia familiar. Siempre rodeado de arte has ido buscando en varias manifestaciones que te rodearon desde chico. ¿Se puede decir que la poesía es ya lo tuyo o aún estás en proceso de encontrar, dentro del arte, que es “lo tuyo”?
F.N: Quizá el tema de la definición como que pide justamente un solo lugar o un espacio unívoco cuando quizá en la realidad existencial y vital de la mayoría sea más amplia y más diversa que eso, ¿no? Es algo que a mí siempre me ha hecho ruido, el tema de lo unívoco, de la cuestión única y trascendental en el mundo del arte y también a la hora de las definiciones sobre... o de alguna manera los rótulos, ¿no? Obviamente el que mucho abarca poco aprieta y hay mucho también de alguna manera, de que lo muy abarcativo puede ser debilitante pero sí creo en la cuestión compleja de que no somos una sola cosa. Que somos seres expresivos y complejos aún desde la simplicidad y en la diversidad. Y bueno en ese aspecto, creo que más ahora en esta época que antes, de alguna manera, no nos completamos con un solo rubro o con una sola arte o con un solo aspecto. En mi caso siempre fue así y la escritura siempre estuvo, quizá aquel adolescente que hacía música se fue desvirtuando hasta casi desaparecer pero igual hay un adulto que todavía golpea rítmicamente y como que no sé si la pregunta en sí tiene una respuesta. No es una arte único, en todo caso y nunca de alguna manera me definiría como artista, ni siquiera desde ninguna de las disciplinas que he logrado trabajado y en que me he logrado expresar pero sí creo que no me define una sola, que todas ellas me definen y por lo general, bicho humano, nos define más de una.
PdI: ¿Qué libros había en tu casa en tu niñez? ¿Qué libros te alimentaron?
F.N: En la biblioteca familiar había de todo. Había desde esa multiplicidad de clase media como la colección de libros de Radio Sarandí, pasando por Shakespeare, por Dostoievsky, por la filosofía, desde Kant o Schopenhauer. Había García Márquez, había Cortázar, había Borges. Había una biblioteca mediana pero bien nutrida que, igual, tranqui y fácil, peinaba las doscientas, las trescientas opciones sobre todo ningún latinoamericano de la literatura universal más clásica, bien regado de Horacio Quiroga, bien regado de Edgar Allan Poe, bien regado también de clásicos como Hemingway, como Arthur Miller inclusive que no me estuvo vedado ni prohibido por más que yo fuera un chiquilín y también de poesía pero la poesía más clásica, de alguna manera más representativa de esa cosa pegada al espíritu de lucha y al pensamiento político. Había Juana de Ibarbourou pero también había Rafael Alberti, había Paco Urondo, había también Anaïs Nin, había una cosa diversa, ecléctica y que de alguna manera tenía mucho que ver con sobre todo la inquietud artística y la voracidad literaria de mi viejo. Mi madre también siempre fue muy lectora pero, de alguna manera quien terminó conformando más ampliamente la biblioteca fue mi padre que era un hombre de dedos pequeños que algún momento hubiera soñado con ser pianista y terminó siendo un militante social y un arquitecto tardío.
Como cosa anecdótica, el primer libro que recuerdo en mis manos es Tom Sawyer y el que me transportó a la adultez, “El Extranjero”, de Camus.
PdI: En mi biblioteca poética tengo “Simple” tu ópera prima poética. Para mí uno de los grandes libros de poesía que tengo. ¿Qué dimensión le das vos a esa obra hoy? Y ¿Cómo llegaste a redondearlo?
F.N: Cuando dejé de escribir coincidió con el momento en que estaba más compenetrado profesionalmente en la publicidad. En ese momento era productor de agencia… de una agencia de Carrasco que se llamaba “Nivel Publicidad” y coincidieron varias cosas, ya estaba escribiendo muy intermitentemente y las jornadas laborales eran enormes y yo estaba terminando la carrera de Comunicación. Pegado a eso, después de un año, muy intenso con todas esas actividades al mismo tiempo me fui a Costa Rica en vuelo relámpago y cambió mi vida por completo. Estuve casi dos años en Costa Rica con venidas muy esporádicas, cada dos meses, cada tres meses a Uruguay para volverme a ir siempre para allá y eso fue así hasta 2002 que enganché con Cuba que también fue otra vorágine más. Fue justamente enganchar de nuevo el estudio después de casi diez años de estar trabajando full time y, bueno, fue como una experiencia nueva extra pero también ya… el segundo país que no era Uruguay, donde me radiqué. Entonces como que todo eso generó como un clic a la hora de volver y recomenzar una vida solo, acá en Uruguay y, bueno… eso me permitió en algún momento volver a reconectar con la escritura y empezar de a poco a generar obra de nuevo. Ese poemario es un poco posterior a esa llegada a Uruguay, yo te diría que lo más efervescente, lo más fuerte del poemario “Simples”, comienza justamente a fines de 2006 principios de 2007 y bueno también después toda una serie de cosas inconmensurables que uno trata de establecer o de definir por qué surgen o por qué están pero bueno, como cuando me preguntabas cómo surge la escritura y yo te hablé también de la lectura, de lo que era mi casa, de lo que eran las cuestiones y por ejemplo no te hablé de mi abuela Felipa de Paysandú que tenía una tradición oral tremenda, la escuela sin terminar pero un mundo de historias del campo y de la vida y de la dureza de la vida y la belleza de la vida y la naturaleza y los seres humanos de allá más al norte del Uruguay. Entonces, por ejemplo, esas cosas que uno cree que están colocadas o puestas en un punto y capaz que hay otras cosas que se escapan al discurso ¿no? Siempre está la vida ¿no? Está la vida, lo que uno ha vivido. La poesía de alguna manera para cada uno de nosotros es algo móvil, es algo diferente, es algo que como yo te conté alguna vez y dice en algún poema mío, se escapa del poeta. El poeta capaz que la persigue y bueno, a veces la encuentra y otras veces no, ¿no? La poesía se nos escapa como el orín en el baño de la humanidad y bueno, hay algo de eso con “Simples” pero de 2007 a 2013 ya fue una generación muy fuerte, la más fuerte de mi vida con respecto a la poesía y a la par llegaron las redes, sobre todo Facebook y en algún momento equis yo me animé a empezar a publicar ahí, entonces cobró una dimensión diferente porque pasó de un mundo íntimo, casi intransferible a algo que de pronto empezó a ser leído y a ser comentado y a recibir como una devolución de mucha gente, cada vez más, y a la par también, esa cosa maravillosa que es escaparte del propio círculo íntimo y de los seres queridos, de la gente que de alguna manera siempre va a tratar de trasmitirte un cariño y un afecto a partir también del juicio con respecto a lo que hacés, entonces que el desconocido, la persona que no tiene ningún lazo ni ningún vínculo, inclusive ningún conocimiento de causa contigo sea el que de alguna manera se siente tocado por hache o por be y te hace la devolución o te hace una carta o te cuenta algún tipo de emoción que surgió a partir de lo que escribiste y compartiste, bueno eso tiene como una aureola mágica, una connotación diferente que ahí capaz que sí te sitúe en un momento de arte en un momento de transmisión artística que hay que experimentar para poder saber lo qué se siente. Cuando uno atraviesa eso es una emoción también muy grande la que se genera en uno, ¿no? Y fueron años de recibir eso y de ir como que ablandando ese muro de no reconocimiento de mí mismo como un poeta, como alguien que escribe poesía y bueno, en un momento dado llegó como un convencimiento de mi parte a partir también del apoyo y la fuerza que me tiraron, por ejemplo, algunos colegas, algunos poetas como el caso de Pablo Galante que es un poeta amigo, montevideanísimo, muy conocido del ambiente poético uruguayo, que nos conocemos casi desde la adolescencia, desde la primera juventud y que de alguna manera nos reencontramos en esa vuelta mía desde Cuba a principio de 2005. Y Pablo por ejemplo fue un baluarte en la insistencia en que yo publicara y Pablo fue la persona que me contactó con Melba Guariglia y me dijo que yo tenía que buscar la vuelta para tratar de publicar. A partir de ahí se empieza a conformar muy paulatinamente un proceso que en mi caso fue diáfano, sin apuros y que generó más o menos unos tres meses de depuración y de filtro y de intercambio con Melba para ir definiendo un poemario que terminó quedando justamente en esos treinta poemas que son “Simples”. Después una particularidad bonita que tiene “Simples” por ser justamente, de alguna manera, simbólico de este recorrido en esa parte del tiempo vital mío es que hay solo un poema de la época anterior de ese Federico de los años ‘90 que quizás de los pocos poemas que sobrevivió en mi corazón con respecto a mi querencia a mi amor por él y que es el primer poema del libro. El poemario abre con un poema llamado “Memoria”. “Memoria me ama, me odia, me extraña, mente extraña.” Ese poema es del año ‘91, ‘92; es un poema viejo que permaneció y que justamente tiene una carga simbólica que sea el primer poema del libro.
PdI: Si bien la poesía no se explica, quiero que me hables de los poemas de “Simples” como que no fueran tuyos.
F.N: Bueno, esa pregunta es casi imposible de contestar, el desdoblamiento que me pedís… quizás alguna persona logre hacerlo, a mí me cuesta muchísimo… (piensa) ehh, “Simples” es un libro, un poemario que está escrito de alguna manera, desde algún lugar bien adentro. Desde algún lugar que mastica y dice las cosas en voz baja, desde cierta calma. El azul oscuro de la tapa es como un intento de sinfonía con una manera de sentir y de expresar todo lo que ese poemario intenta tocar o intenta decir lo que ese poemario es. El azul oscuro para mí es una calma necesaria, una calma buscada que es un manto que permite protegerse de toda una serie de dolores y de sensaciones y sentimientos que han ido pasando en la vida y que de alguna manera “Simples” tiene algo de alegoría poética en el sentido de animarse a colocar un espejo y reflejar todo eso. Obviamente no estamos hablando de que “Simples” es un libro sobre el dolor ni nada por el estilo. Tampoco creo que “Simples” sea justamente una poesía simple. Hay me parece un juego no dicho en el sentido que las apariencias engañan y sí una visita por diferentes tipos de estadios y de emociones que transité durante la vida y que esos poemas intentan reflejar. Un libro que habla de la memoria y que habla del amor y el desamor, un libro que habla también de las relaciones humanas y a su vez no habla de nada de eso y se pasea por sentimientos tratando... como el tipo que hace esencias para los perfumes, capturar esencias de esos sentimientos. Y bueno… un libro que me encantó hacer y que me dio mucha felicidad y mucho encuentro con la gente. Ahora mismo también un ancla hermosa que seguirá navegando conmigo pero que a la vez espero no sea la única. Ahora mismo hay por lo menos dos libros más que están esperando que la realidad y la vida me permitan publicarlos. Ojalá que no solo acá en Argentina, ojalá que también en mi querido Uruguay.
PdI: ¿Cuánto del músico, cuánto del cineasta, cuánto del profesor hay en los poemas de “Simples” y cuánto de lo mismo hay en los poemas que estás escribiendo hoy en día?
F.N: Bueno, un poco contestando la pregunta, como la otra vez te decía que es como muy difícil discernir donde están los límites y que somos más de una cosa. Que yo en mi caso siempre estuve sintiéndome y haciendo más de una cosa a la vez. Como que no me canso tan fácil de esa cuestión de definirme como desde un solo lugar o un solo oficio o un solo arte entonces como que me imagino que el que escribió “Simples” tiene también de todo los demás. Todos esos son uno solo que soy yo y también en estos poemas que he escrito estos años y este año sigue siendo esa suma de diferentes oficios, artes, sensibilidades, maneras de expresar lo mismo desde diferentes lugares, maneras de hacer cosas distintas y buscar diferentes caminos para la vida que a su vez terminamos siendo siempre igualmente nosotros mismo, ¿no? Pero que hay mucho de esta era moderna, de los ranking y las clasificaciones, en esa cuestión de los mercados y las clasificaciones de las personas como una necesidad de colocar casilleros y naturalmente ahora nos ponemos ahí casi que sin chistar, sin cuestionar, sin darnos cuenta que somos complejos y que como somos complejos, justamente y no simples, parafraseando mi libro, somos mucho más que lo que creemos ser y a la vez mucho menos.
PdI: Si tuvieras que llenar un formulario, donde dice “Profesión”, ¿Pondrías poeta?
F.N: Pondría Poeta Audiovisual… je, je. Supongo que sería un sueño que hubiera un trabajo que pidiera poetas, ¿no? Si piden poetas, pondría poeta pero bueno, es una pregunta que llama a jugar. Si me pongo muy realista lamentablemente no hay prácticamente pedido de poetas en ninguna parte. Igualmente me pregunto, si podría existir un poeta remunerado. Si no se perdería ahí en esas poesías que se nos escapan normalmente, no se escaparía más todavía. En esa cuestión de que estamos condenados y a la vez bendecidos por la pobreza económica en la poesía. No significa que no pueda ser rico y poeta pero hay algo de no meter el dinero en la poesía ni en los poetas como para poder generar poemas y poetas. Pero bueno, en el pasaporte siempre ha sido una pregunta que poner… por muchos años puse cineasta. Después cuando ya la cuestión era radicarme en algún país puse Licenciado en Comunicación, que también soy, y bueno ahora creo que dice “Realizador audiovisual” mi pasaporte.
PdI: Otra con tono lúdico… ¿Qué te enfurece, qué te asusta y qué te pone feliz?
F.M: Me enfurece mi cobardía. No… animarme… no cruzar ciertas líneas, no ayudar a ciertas personas, no atreverme a cambiar algunos aspectos que me joden y me hacen daño y le hacen daño a los que quiero. Eso me enfurece y también me enfurece la indiferencia social, ya extrapolándolo a mí mismo, la indiferencia social, la que hace que las cosas empeoren y la gente no reaccione. Esa esclavitud inconsciente que nos hace mentirnos a nosotros mismos y pasar de la mayor parte de las cosas importantes.
Me asusta María Julia Muñoz (jeje, por lo del tono lúdico fue). Me asusta el rumbo a donde estamos yendo como humanidad. No va a ser muy original mi respuesta pero me asusta eso, que justamente la historia reciente prueba de que no hay una evolución ni un progreso que justamente hay un perfeccionamiento técnico hacia el mercado pero el mercado es un monstruo idiota, ciego, sordo y mudo que crece como una ameba y se come todo.
Me hace feliz compartir los momentos felices con mi compañera y sus hijos. Me hace feliz dar clases, el contacto con mis alumnos, sentir aunque sea con gotitas, así con pequeñas dosis que sirve de algo, que tiene sentido la labor docente al verlos autónomos, al verlos con pensamiento crítico, al verlos generadores de sus creatividades, de sus expresiones, de sus obras de arte y después me hace feliz el contacto con el otro, el compartir con la gente, el sentirme parte de una comunidad en las cuestiones más básicas, más chiquitas. Saludar a los vecinos, poder sentarme a charlar con una conocida o un desconocido… eso. Sentir que todavía tiene sentido.
PdI: ¿Sobre qué nunca escribirías?
F.N: Teniendo en cuenta que la mayor parte de las cosas que están presentes en el universo nos son ajenas. Que somos un puntito azul ínfimo dentro del casi infinito como que es un poco tentador tratar de no quitarse nada y no vedar la posibilidad de escribir sobre algo ¿no? Pero bueno, como que nunca digas nunca o nunca escribas nunca a la vez igual la pregunta tiene una intención así que vamos a respetarla. Capaz que nunca escribiría panfletos políticos. Por lo menos nunca escribiría panfletos dentro de lo que es la poesía o lo que yo considero que es el poema y la poesía. O sea esa cuestión también de “maldigo a la poesía/ (...) hago esta gota pensada/ no es un bello discurso/ no es un fruto perfecto...” es algo con lo que yo me siento identificado o sea que sí creo en el compromiso, sí creo en la postura política, sí creo en el accionar desde una ética pero no creo que eso implique la necesidad de ser burdo o de confundir el panfleto, el leit motiv político, el marketing, inclusive la publicidad... con el poema.
PdI: Fede, ha sido un verdadero placer. Gracias por prenderte a la propuesta.
F.N: Muchas gracias a vos y espero alguna vez podamos tener una oportunidad y más tiempo y conocernos más humanamente.





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